Entrevista / Azora a Monsiváis el Premio Juan Rulfo
| Autor | Sergio R. Blanco |
Al recordar su relación con Juan Rulfo, Carlos Monsiváis se remonta a los "algo distantes" 1953 y 1955, cuando siendo un quinceañero fungía como "un empleado no muy eficaz de Voz Viva de México", la colección de discos de la UNAM que el escritor dirigió en su primera etapa, y era un "lector fervoroso" de la obra de su jefe, aunque confiesa que entonces no estaba "muy al tanto de lo que leía".
"Luego de Voz Viva no volví a un empleo de oficina, y menos con un jefe como Juan Rulfo. A él lo seguí leyendo y tratando, y ahora lo leo periódicamente con el asombro que ha descrito tan bien Gabriel García Márquez", expresa en entrevista Monsiváis (Ciudad de México, 1938), reconocido ayer con el 16 Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo.
El jurado, que privilegió por primera vez el género del ensayo, estuvo integrado por los escritores mexicanos Sergio Pitol, José Luis Martínez y Gonzalo Celorio, la chilena Cecilia García Huidobro, el estadounidense Seymour Menton, el peruano Julio Ortega y los españoles Beatriz Pastor y Jorge Urrutia.
El acta resolutiva destaca de Monsiváis el haber renovado las formas de la crónica periodística y el ensayo literario, forjando un lenguaje distintivo para representar la riqueza de la cultura popular, el espectáculo de la modernización urbana, los códigos del poder y las mentalidades.
El premio dotado con 100 mil dólares se entrega como reconocimiento al conjunto de una obra en cualquier género literario. Antes de Monsiváis lo han recibido autores como Juan José Arreola, Eliseo Diego, Juan Gelman y Juan Goytisolo.
¿Cómo se siente tras haber recibido el Premio Juan Rulfo?
Lo que se dice en estos casos es cierto, pero nunca es convincente y se oye siempre como la conversión del autoelogio en rumor lejano. Así pues, anoto mis estados de ánimo: felicidad atemperada por el pesimismo orgánico, desconcierto, azoro, gratitud. No voy más allá.
¿Qué opina de la literatura del autor de Pedro Páramo?
La obra de Rulfo es la de un clásico frecuentable, una especie distinta al del clásico reconocido y distante. Es demasiadas cosas al mismo tiempo: es la visión radical de un mundo en los márgenes, vertida sin misericordia y sin desprecio; es la recuperación de la carga poética del habla campesina; es la sucesión de tramas extraordinarias y de temas esenciales; es la creación de personajes que ya no nos dejan: Macario, Pedro Páramo, Susana San Juan, Eduviges Diada, el padre Rentería, Anacleto Morones; es la...
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