Entrevista / Alejandra Ambrosi / 'De la trata se habla poco'

AutorMiguel de la Vega

FOTOS: ADRIÁN RUIZ

De que es guapa, es guapísima. Pero Alejandra Ambrosi insiste, aunque suene a cliché, en que no quiere ser sólo una cara bonita.

Tal vez por eso la actriz se prende cuando habla sobre la trata de mujeres y la explotación sexual de la que son víctimas, temas en los que, literalmente, se sumergió para construir su personaje de Marina en Las trampas del deseo.

En la telenovela, Marina es una policía que trabaja encubierta en un prostíbulo, motivada por el hecho de que perdió a su hermana, precisamente, a manos de una banda de traficantes de mujeres.

La preparación del personaje la llevó a visitar un prostíbulo para vivir de cerca ese ambiente, pero, sobre todo, a buscar y conocer víctimas de trata.

¿Qué encontraste en ellas?

Tienen algo en su mirada que te impacta. Ves en sus ojos que han vivido el infierno.

¿Cómo es eso?

Ves la inocencia combinada con el horror. Una combinación perversa, cruel.

¿Eso te ayuda en el proceso actoral?

Me hace reflexionar, valorar sobre mi propia vida y sobre lo que puedo ayudar. Son mujeres pisoteadas una y otra vez por los hombres, por sus familias y por las autoridades.

¿Es cierto que visitaste un prostíbulo para darle vida a tu personaje?

Fue muy fuerte porque era la única mujer que no se dedicaba a ese oficio en ese lugar. Me sentí observada, como carne. Sentía la mirada de los hombres como para ver si estaba disponible.

¿A qué fuiste?

Quería sentir la vibra, la energía, cómo se mueven los hombres, las mujeres.

¿Y qué aprendiste?

Que lo que mueve es el dinero. Las chicas ven con signos de pesos a los hombres. Donde hay una botella de champaña, es a donde van. No con hombres solos en la barra.

¿De qué hablaste con ellas?

En el baño, una aceptó platicar conmigo. Me contó sobre su vida, me enseñó fotos de su hijito y me dijo: "aquí la que más dinero gana no es la más guapa, ni la que tiene mejor cuerpo. Es la que sabe cómo seducir a un hombre, como alimentar su ego; si eres consciente de eso, puedes no tener nada en tu lugar y aun así ganar mucho".

¿Y cómo se seduce a un hombre?

Alimentando su ego. Necesitan sentir que son grandes seductores, que dan placer. Ellas tienen que actuar como si están sintiendo todo el placer del mundo.

Eso pasa hasta en la vida diaria...

Pero hay que saber hacerlo. Hay que seducir con inteligencia, ser una especie de geisha: una mujer que tiene conversación inteligente, sentido del humor, que sabe jugar, tocar, besar...

Dices que en el prostíbulo te sentiste...

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