Entregas en caliente / La verdad sobre las brujas

Existen muchos mitos sobre las brujas. Que eran adoradoras del diablo, que se robaban a los niños para comérselos o que transformaban a la gente en reptiles asquerosos. Pero la verdad es muy distinta, al menos la verdad en la que cree Bea Triestina, una hermosa mujer de abundante cabellera, caderas anchas, tetas firmes y un ardiente color moreno.

Ella no vive en una choza en medio del bosque ni usa sombrero de pico. Y sin embargo, es una bruja moderna. Para ella, la verdadera brujería es que siempre ha tratado de conseguir mayor placer sexual, incluso de poder vivir en un perpetuo estado de éxtasis corporal. Desde muy joven, con sus primeros novios, en su natal Nicaragua, experimentó todo y muy pronto era una experta. Pero se volvió frígida, agotó demasiado pronto su energía sexual. Desde entonces busca nuevas formas de procurarse placer.

Han pasado años desde que comenzó untándose semen mezclado con aceite de oliva en el ombligo. Al principio le funcionó, sintió un ligero hormigueo, más tarde con su novio en turno experimentó un inmenso placer al ser penetrada por atrás, de pie, doblada contra la pared. Desde entonces ha probado de todo, pero cada remedio chamánico, santero o de la secta que sea, sólo le dura unas dos o tres folladas. No, ya no sirve. Lo que Bea necesita es un cambio, algo más fuerte y permanente.

Y ese cambio se encuentra, tal vez, en el Libro de las Pociones Lúbricas y Libidinosas, publicado por primera vez en 1615 por el escolar Ramiro de la Trueba, en Sevilla, y que le valió una estadía en prisión de casi toda su vida.

El Libro fue hallado por Bea durante un viaje a la República Dominicana, hace varios meses. En...

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