Entregas en caliente / Lo último que

AutorGuillermo Hérdez

Inmaculado es un buen hombre. Siempre lo ha sido. Detrás de esa máscara de luchador nadie sabe que esconde una pena muy profunda. Hace ya algunos años decidió desaparecer del mundo. Tenía ganas de suicidarse o de matar a su hermano, pero mejor decidió desaparecer, por eso no se quita nunca la máscara. Su familia lo buscó durante años en hospitales, cárceles y separos. Cuando se dieron por vencidos, comenzaron a buscarlo también en las morgues y fosas comunes. Siempre había sido un muchacho bueno y pobre, alejado de la política u otras pretensiones, por eso a su familia le costaba mucho trabajo creer que alguien quisiera hacerle daño. Su hermano, quien era ruletero, nunca había dejado de buscarlo en las calles por donde quiera que pasara.

De joven, Inmaculado había sido tan ingenuo que creía en todos esos cuentos de que los cuerpos de las mujeres eran como templos; que follar con ellas era como robarles algo o hacerles daño. Siempre se había negado a acompañar a su padre, a su hermano o a sus amigos a conocer por primera vez a la mujer, como ellos decían al invitarlo cuando se iban de farra a algún prostíbulo. Inmaculado se limitaba a responder que él llegaría casto al matrimonio con la mujer que amara y le sería fiel para el resto de la vida.

Con todo respeto, los hombres que lo rodeaban y algunas mujeres también, se sonreían y se esforzaban en reprimir la risa, pero eso no le importaba a Inmaculado porque acababa de convencer a la mujer de su vida de que fuera su novia. Le encantaba y sabía que pasaría el resto de sus días a su lado.

Un día suspendieron las clases en la preparatoria e Inmaculado regresó antes de tiempo a su casa. Le extrañó mucho escuchar en la habitación de su hermano Ricardo...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR