Entregas en caliente / Tocho bandera

Lupita está molesta. No sólo no pudo terminar con la vida de Peyton Thinkerless, su antiguo amante, sino que, por haberlo atacado con el martillo del juez en medio del juicio a Paco Jones, la condenaron a trabajos comunitarios. Así que pasa su tarde de sábado recogiendo basura de la cuneta de una de las autopistas de Los Angeles. Para colmo, hace un calor del demonio. Así que su overol naranja le estorba, bañada como está de sudor. Un pitido de claxon la saca de su enojo. En una enorme camioneta van varios amigos de Peyton que se burlan de ella. Todos pertenecieron al equipo de futbol americano; todos son unos malditos caza migrantes.

Se hacen de palabras. Ella llega hasta la ventanilla. No sabe si es el sol o una idea gestándose en su cabeza. El caso es que los encara, les hace ver lo poco hombres que son y, ante las burlas de los sujetos borrachos, los reta a un partido de tocho bandera. Ella y sus amigas contra los cinco mejores de ellos. Como están borrachos y quieren divertirse, aceptan verse dentro de un par de horas en el campo de entrenamiento.

Lupita apenas puede reunir a sus amigas. Cuando llegan, ven a cinco bestias encabezadas por Peyton. Van con sus uniformes completos.

-Así no -les dice ella-. Es tocho bandera. No se vale taclear. En lugar de eso, deben quitarnos las banderas que tenemos en la cintura.

Mientras los hombres se quitan sus uniformes y los dejan de lado, ellas hacen lo propio. Todas quedan ataviadas sólo con unas falditas cortas y las blusas amarradas encima del ombligo.

En cuanto comienza el partido, queda clara la superioridad de los hombres. Sin embargo, cuando ellas ya van perdiendo por dos anotaciones, Ashley da la orden. Lina recibe el balón y, en cuanto siente...

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