Entregas en caliente / Política

AutorGuillermo Hérdez

Paco Jones estuvo a punto de ser conducido a los calabozos de una cárcel de Corea. La razón, como siempre, follar con la persona menos indicada. Kwang, el director del sistema penitenciario coreano lo había descubierto follando con Su, su amor imposible. Al menos, gracias a la confusión, Rebeca había conseguido escapar de su propia celda.

Un general del más alto rango ha impedido que envíen a Paco a los calabozos. Más aún, acaba de dar la orden para que encierren a Kwang. Así, de pronto, el perverso director de las cárceles está en la misma celda donde Paco estaba encerrado. Peor tantito, antes de caminar escoltado por dos guardias, Jones alcanza a ver cómo Kwang se hinca frente a una de las paredes plásticas de la celda y comienza a lamer el sitio justo donde estaban las tetas de Su mientras Paco follaba con ella por detrás.

Conducen a Jones hasta una habitación que parece una suite de hotel. Lo acuestan en una cama de masajes. A su lado, el propio general se acuesta en otra tras quitarse el uniforme. Dos pequeñas coreanas comienzan a masajearlos. Paco Jones nunca ha sentido un placer de este tipo. Es relajante a más no poder. Relajante aunque, por momentos, doloroso. Alcanza a escuchar voces que le piden que se relaje, que se afloje. Esto es un premio no merecido pero no por ello va a dejar de disfrutarlo.

Cuando su cuerpo está por completo relajado, siente las manos de su masajista acariciando sus genitales. No puede verla pues tiene una toalla húmeda sobre los ojos. Ella comienza con sus testículos, con suavidad. Los recorre con un tacto apenas perceptible. El mismo que pronto se ocupa de su erección. Nunca lo habían masturbado de esa...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR