Entregas en caliente / La pelona de Sansón

AutorGuillermo Hérdez

Ricky está encandilado pues fue a una estética por un corte de pelo para seducir a Natasha y se encontró con una mujer tatuada y rolliza que comenzó a follarlo. No era una follada cualquiera. A Ricky le gustan toda clase de mujeres, así que no tenía empacho en sentir las tetas grandes contra su cara ni las nalgas llenas de celulitis en sus manos. El asunto es que algo tenía el ambiente que lo hizo perder la conciencia de lo que le estaba sucediendo. No pensó ni se imaginó que estaba en una estética especial. El dueño es Bernardo Hairión, un sujeto que se excita con el cabello humano. La melena rizada de Ricky lo había hecho estremecerse desde que éste entró y, por eso, mandó a Clodomira Corteyrrasga a engatusarlo.

En cuanto Ricky sucumbió a los encantos de Clodo, quedó en una suerte de estado catatónico. Era consciente de todo lo que le sucedía, pero no podía moverse. Tampoco es que se quejara demasiado. La mujer lo había montado en la silla reclinable mientras el agua tibia mojaba su cabello. No era una mala forma de follar, siendo un sujeto completamente pasivo. Así fue como sintió que los músculos de la vagina de Clodo le apretaban el miembro cada vez que entraba hasta el fondo. Además, el agua tibia contribuía a una enorme sensación de placer que pronto se volvió preocupación.

Sin dejar de ser montado por Clodo, Ricky vio, gracias a los múltiples espejos, cómo Bernardo Hairión se acercaba hasta su cabeza. Primero la masajeó con champú, cosa que le provocó casi un orgasmo. Acto seguido, sacó un aparato raro. Se parecía mucho a las rasuradoras eléctricas sólo que ésta tenía algo especial: cortaba al ras y, por...

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