Entregas en caliente / Paradójicamente

AutorGuillermo Hérdez

Paco Jones no tuvo tiempo para reaccionar.

-¿Quién es? -le había preguntado.

-Mi esposo -respondió ella aterrorizada.

De inmediato sintió una manaza en el cuello y luego cómo lo levantaban de los hombros otros dos gigantes.

-No le hagas nada, Evaristo, por favor -imploró Andrea por la vida del mensajero.

-¡Súbanle a la música! -ordenó el cadenero furioso ignorando los ruegos de su esposa poco antes de que los cinco desaparecieran en un cuarto oscuro donde Jones recibió el primer puñetazo.

No había sido buena idea acariciar el ombligo de Andrea y jalarla hacia él para que sus nalgas rozaran su erección mientras hacían cola para entrar al antro, pensó Paco después de que su cerebro antiguo lo llevó por todas las posibilidades de escapatoria sin encontrar ninguna forma de sobrevivencia.

El primer golpe casi lo noquea, pero no dejó de patalear inútilmente en el aire sostenido por los otros dos gorilas.

Tampoco había sido muy acertado rozar las tetas de Andrea mientras le besaba el cuello y le decía al oído "Te amo", pensó Paco después de recibir el puñetazo en la boca del abdomen.

Los gigantes lo dejaron caer como a un saco de papas y él se retorcía en el piso sin aire, como una cucaracha antes de morir.

-Déjenme solo con él -dijo Evaristo.

Sus compañeros le sonrieron y luego voltearon a verse entre sí con complicidad antes de levantar en vilo a Andrea quien comenzó a patalear y a gritar.

-¡Suéltenme! ¡Suéltenme¡

-Déjenla aquí para que vea cómo desbarato a su noviecito -ordenó el cadenero poco antes de soltar una patada al rostro de Jones como si estuviera metiendo un gol y luego otro a las costillas.

Había sido muy mala idea conocer a Andrea; follar con ella tres o cuatro veces al día durante las últimas semanas, vivir en pareja, enamorarse perdidamente de sus nalgas, de sus tetas, de su sonrisa, de su corazón. ¿Cómo iba a saber que estaba casada? Pensó Jones.

Le dieron ganas de llorar a Paco y sin saber por qué, con el rostro hinchado y salpicado por un par de...

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