Entregas en caliente / La muerte del pepinote

Paco Jones sabe que morirá antes de que termine el día. Una serie de eventos difíciles de explicar lo han traído hasta aquí. Su situación es ésta: es Presidente Municipal de Villa de las Rosas, ha sido envenenado con una sustancia que pone color verde pepino el miembro del enfermo y que lo matará irremediablemente a menos que consiga follar con Rebeca. Ella, la antigua prometida de Paco, está ahí, delante de él, y por quinta vez le dice:

-¡No! Nunca me acostaré contigo.

Así que Paco debe poner en orden su vida antes de que, al caer la tarde, la misteriosa infección llegue a sus arterias y, por fin, al corazón.

Recostado en su cama, en el Palacio Municipal, ha pedido que lo dejen solo, Ricky, Rebeca, sus asistentes, sus admiradoras. Quiere hacer un balance. Muchas veces ha pensado “¿qué haría si me quedara muy poco de vida?” y la respuesta siempre ha sido la misma: “Follar, morir follando, no hay muerte más hermosa”.

Y si se trata de pedir deseos, a Paco le gustaría morir follando con Rebeca, quien no sólo es el amor de su vida sino la única mujer que le gusta a la que no ha podido siquiera acercarle la puntita.

Pero Rebeca está muy dolida por el pasado y nunca accederá a concederle ese último deseo. Paco se levanta y observa a través de la ventana. Suspira, mira el sol descendiendo sobre el caserío, se despide del mundo, va al baño y se traga sin agua un puñado de pastillas para dormir.

La única forma en que siempre ha podido estar con Rebeca es en la ensoñación, así que lo único que le queda es quedarse dormido y esperar que un último sueño húmedo sea su despedida del mundo.

Y en efecto, en cuanto las pastillas cumplen su cometido, Jones sueña que está desnudo, bajo el cuerpo vibrante de Rebeca, que se...

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