Entregas en caliente / Media docena de chinos

AutorGuillermo Hérdez

Rebeca está en el mejor de sus momentos. Aunque está casada con Rómulo Arancio, es un matrimonio con muchas libertades. Así que cada tanto follan juntos. Rómulo hace todo lo posible por prolongar esas sesiones, convencido como está de que podrá resguardar en su memoria el tacto preciso de toda la piel de Rebeca. Le encanta meter su cara entre sus tetas. Disfruta aún más cuando, acuclillado, consigue acomodar sus testículos entre esos maravillosos melones. Entonces Rebeca los mueve con destreza para provocar un placer inefable. Lo que más le gusta, sin embargo, es lamer el ano de la diosa. Es así como consigue sus mejores gemidos mientras le introduce los dedos por la vagina. Pero él sabe bien que ella necesita más. Por eso no tiene problema con los amantes que ella consigue. Cuando hay suerte, terminan todos juntos en la cama.

Rebeca disfruta paseando desnuda por la inmensa mansión. Así la encuentra el mayordomo cuando le avisa que media docena de chinos han ido a buscarla. Los recibe en el gimnasio, donde acaba de tener una intensa clase de yoga.

En cuanto los chinos aparecen, Rebeca duda sobre si ella los contrató o si será un regalo de Amancio. Da igual. El último de ellos cierra la puerta. Sacan de entre sus ropas armas variadas: chacos, macanas, una imponente espada de kung fu. Rebeca no se espanta. Inicia una rutina de lucha. A cada golpe simulado, los chinos se van desvistiendo. Rebeca pronto descubre que las armas son de plástico. Una maravilla.

Un chino la somete por la espalda, pegando su erección contra sus nalgas, las tetas echadas hacia adelante. Otro se acerca con los chacos que, Rebeca lo descubre pronto, no son sino un...

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