Entregas en caliente / Limpiar el estiércol

AutorGuillermo Hérdez

Paco Jones perdió una apuesta contra Macronio, un gallero poderosísimo del Bajío mexicano. Ahora no sólo está más lejos que nunca de ponerle una mano encima a Nélida, la prometida de Macronio, sino que debe limpiar el corral de los gallos. Limpiar desechos, por otra parte, no es lo peor de esta apuesta, sino que, en cuanto termine de juntar el estiércol de gallo, debe dirigirse a la habitación nupcial del rancho para enseñarle a Macronio algunas habilidades de ponchador profesional para que éste, por fin, pueda darle a Nélida lo que ningún hombre ha podido.

Paco Jones reflexiona sobre su situación. Este hombre poderoso, Macronio, lo sacó de la cárcel para recibir lecciones privadas de virilidad. Pero nada sabe sobre Rebeca, quien fue a buscarlo a la cárcel, ni sobre las autoridades que creerán, por supuesto, que escapó del Cereso por propio pie.

La vida no es fácil, pero Paco se alivia un poco al ver en una esquina a una gallina debajo de un gallo, en plena "pisada". Jones sabe cómo son los encuentros sexuales de los gallos porque de chico cuidaba una granja en las vacaciones de verano. Y ahí descubrió que los gallos, señoras y señores, no tienen piola, vara, pistola. No, los gallos se suben a sus parejas sexuales y les depositan un saquito que contiene una carga poderosa de esperma, que fecundará los huevos de la gallina. Y pese a ello, ese gallo que observa Jones, en medio de la pestilencia del corral, parece disfrutarlo mucho. No sabe por qué, pero ver sexo, aunque sea entre gallos, lo tranquiliza. Sin embargo, no tiene que esperar mucho. Nélida, vistiendo sus jeans pegaditos y una ombliguera de manga larga, se ha escabullido entre los pollos y ahora le habla...

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