Entregas en caliente / El gallero

AutorGuillermo Hérdez

Don Macronio Espiracheta es uno de los hombres más temidos de los bajos fondos en la región del Bajío. Lo curioso es que no es un criminal ni un policía corrupto, tampoco se dedica a la política ni es manejador de casinos, mucho menos tiene tratos con los traficantes ni le gustan las ostentaciones. Simple y sencillamente es gallero.

Desde que era un niño su padre notó que tenía buen ojo para los gallos. Casi siempre le atinaba al que iba a ganar. Incluso cuando las cosas se veían oscuras, tomaba a su gallo entre las manos y le empezaba a murmurar palabras que nunca nadie escuchó. De inmediato, el animal se encrespaba y dejaba ir toda su energía contra el enemigo.

En cuanto llegó a la adolescencia se fue haciendo de cierta reputación. El problema es que, en el negocio de los gallos, siempre hay personas muy perversas. Tal era el caso del Cotorrito Elevado, un gallero poderoso que siempre hacía trampas. Se decía que las navajas que ponía a sus gallos estaban afiladas con esmeriles de diamante o que los inyectaba antes de las peleas para que vencieran a los que se les pusieran enfrente.

La pelea entre los gallos de los dos fue monumental. Aunque sucedió hace años, se sigue hablando de ella en las plazas y en las fiestas. Además, a partir de ella, Macrino Espiracheta se ganó el mote de don. Y eso que no había cumplido la mayoría de edad.

Hoy, varios años más tarde, se puede sentir un hombre satisfecho. Tiene fama, fortuna y sus gallos son cumplidores. Tanto que los polleros pagan una fortuna para que vayan a visitar a sus gallinas. Sí, don Macrino se puede sentir satisfecho, muy satisfecho.

Sin embargo, no es feliz. Como todo...

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