Entregas en caliente / Esquizofrenia

Paco Jones está amarrado en un potro de tortura en una de las cámaras secretas del castillo de El Escorial, en España. Frente a él, una extraña mujer vestida con una larga túnica. Por momentos parece que se llama Lucrecia y, a veces, Catalina. Resulta que ella ha entablado un rarísimo diálogo en el que hace las voces de las dos mujeres ella misma.

Ahora, tras haber puesto a Paco en ese instrumento de tortura, listo para ser "estirado" por la máquina, una de ellas dice que es hora de empezar.

De inmediato Lucrecia llega hasta la enorme rueda que tiene la manivela. Hace alguna fuerza consiguiendo que gire un poco. De inmediato las cuerdas que sostienen las muñecas y los tobillos de Paco se tensan. Es apenas un pequeño jalón, inofensivo, pero tenebroso. Paco Jones cierra los ojos. No quiere ver el cuerpo de la mujer cuando ésta tense más la cuerda.

Sin embargo, esto no pasa. Un instante después, la mujer se ha "transformado" en Catalina. Da la vuelta al potro de tortura y se desprende por completo de su túnica. Bajo ésta un cuerpo tan medieval como el sitio donde se encuentran: sus carnes son generosas. Paco piensa que "está buenona". Tal cual. No es una belleza como las de ahora, pero se antoja perderse abrazando esa figura bien torneada.

Catalina inicia una extraña danza en medio de la habitación. Toma una enorme espada de una de las paredes y se acerca hasta Paco. Con un movimiento tan rápido que no alcanza para que el mensajero sienta miedo, corta sus ropas con exactitud. La mujer sonríe con lujuria. Paco suspira aliviado: ahora está en un terreno que domina.

Pero no tiene tanta suerte. Antes de que Catalina lo toque, Lucrecia vuelve a poseer la...

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