Entregas en caliente / Dos hombres no bastan

AutorGuillermo Hérdez

Rebeca grita al sentirse doblemente penetrada por sendos senegaleses. La sensación es única y poderosa. No sólo son los dos hombres follándosela, también es uno de ellos lamiéndole las tetas y el otro apretándole las nalgas. Es toda una andanada de sensaciones sexuales que le causan un profundo placer... muy muy profundo... demasiado profundo... tanto que siente que está a punto... a punto de llegar... a punto de que el trabajo de los dos hermosos hombres la lleve a conquistar... a conquistar... el tan anhelado orgasmo... más, más... ¡Más! ¡Más!...

Rebeca grita cuando se siente a punto de terminar pero, por alguna razón que no alcanza a comprender, justo cuando comienza a morderse su labio inferior, cuando está al borde del máximo de los placeres, la imagen de Paco Jones le llega a la mente y con ella varias certezas. Las analiza conforme se sigue balanceando sobre Usman y mientras siente a Mussa recargado sobre ella:

No volverá a alcanzar un orgasmo si no es con Paco Jones. Dos hombres no bastan para suplantar el placer que le puede dar su amado mensajerito.

Se arrepiente de haberlo enviado a cumplir los trabajos de Hércules. ¿Y si fue un acto de soberbia?

¿Y si Paco no los cumple? Peor aún, ¿y si muere en el intento?

Rebeca lanza un grito desgarrador. Los dos senegaleses se detienen, pensando que le han hecho daño. Rebeca empuja a Mussa para que deje de penetrarla. El hombre se retira desanimado, ahora tendrá que terminar a mano el trabajo. Luego Rebeca se levanta, dejando a Usman con una erección monumental. Rebeca sale de la habitación, pensando en la mejor forma de encontrar a Paco.

Tal vez ésa sea la razón por la que, pese al calor propio de la época y del tráfago sexual...

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