Entregas en caliente / Destruirlo todo

La idea era simple: destruir el Orgasm 4000 y los planos para construir nuevas máquinas. La simulación apocalíptica de la computadora, que les había mostrado cómo la humanidad acabaría trastornada por los orgasmos a placer, les había dado el impulso para destruirlo todo.

Elaboraron varios planes. Rebeca quería hacer una incursión en las oficinas centrales. Natasha prefería una opción más sutil. A fin de cuentas, la empresa no estaba tan protegida y ellas estaban más que capacitadas para llevar a cabo la incursión.

Natasha viste como una colegiala: la falda corta y con vuelos deja ver la perfección de sus piernas blancas. La blusa escotada muestra la falta de brasier y dos tetas palpitantes. Toca la puerta de cristal. Un policía adormilado se acerca. Ella comienza a lamerse los labios y hace un giro como de ballet que le levanta la falda. El policía no da crédito: las nalgas de Natasha se muestran en todo su esplendor a cada vuelta. Alternan con su pubis rasurado. El policía abre la puerta.

-¡Qué bueno que abriste! Ya me estaba mareando -Natasha le da un beso al policía que no se da cuenta de que Rebeca aprovecha la distracción para entrar al edificio.

Natasha también entra, moviendo las nalgas mientras el policía la sigue hasta la sala de control. La rusa apaga las cámaras y luego se alza la falda para que el policía la penetre por detrás.

Rebeca corre hasta donde está el Orgasm 4000. Es una sala con grandes monitores. Apagados. Abre la compuerta trasera de la máquina y comienza a arrancar cables y a romper todos los chips.

Natasha descubre contenta, que el policía tiene un miembro por demás poderoso. Por eso lo acuesta en el piso y comienza a lamerlo. Él no lo sabe, pero ella está contando mentalmente los segundos. Se pone su mástil entre las...

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