Entregas en caliente / Carlota delirante

AutorGuillermo Hérdez

Paco Jones ha sido internado en un manicomio luego de un intento de suicidio. Él estaba seguro de que iba a morir debido a un envenenamiento y prefirió ahorrarse el sufrimiento y tragarse un bote de somníferos.

Ahora el doctor Peregrino le ha recomendado que haga de recadero dentro del manicomio para que comience a recuperar la cordura.

Su primer encargo es entregar un sobre a la habitación 269, rotulado con el nombre "Carlota".

Paco Jones piensa que, mientras encuentra el modo de salir de esa casa de locos, lo mejor es seguirle la corriente al doctor Peregrino y a lo mejor así se lo gana. Así que avanza por el corredor del asilo, observa las paredes ennegrecidas, los pisos sucios, hombres y mujeres babeantes, desquiciados, que le susurran palabras sin sentido o lo siguen mientras pretenden tocarlo. Jones trata de que no se le cuele el aire a través de su batita de hospital que lo cubre sólo a medias.

Cuando llega a la habitación 269 toca la puerta y espera. Desde adentro suena la voz de una mujer de mediana edad:

- Pase. Y quítese los zapatos.

Cuando Jones entra a la habitación, no encuentra un cuarto de manicomio, sino una alcoba decorada al estilo francés dieciochesco, como si fuera mansión de museo, y a una mujer desnuda, posada en la cama, con una peluca blanca y el rostro cubierto de maquillaje.

Jones no oculta su erección al ver ese cuerpo esplendoroso, tan desnudo y puesto ahí, sobre un lecho con sábanas doradas.

- ¿Quién molesta a María Carlota Amalia Augusta Victoria Clementina Leopoldina de Sajonia Coburgo y Orléans Borbón Dos Sicilias y de Hasburgo Lorena?

Paco Jones no sabe qué decir, más que lo primero que se le viene a la mente cuando escucha el nombre "Carlota".

- ¿Maximiliano? - y se acerca a la cama, como si supiera...

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