“Entre la paz y la guerra”

Fecha de publicación09 Enero 2024

Por Pedro Arturo Aguirre

Taiwán es un país con apenas 24 millones de habitantes, pero sus elecciones presidenciales a celebrarse el próximo sábado poseen una muy particular importancia geoestratégica. El futuro político de la isla tendrá consecuencias mundiales. Xi Jinping ha prometido una reunificación “a como dé lugar” antes de 2049, año del aniversario de la fundación de la República Popular China y habló de ello como una “inevitabilidad histórica” en su mensaje de año nuevo, aserto reforzado poco más tarde por algún otro alto funcionario, quien advirtió a los taiwaneses “tomar la decisión correcta” en una alternativa “entre la paz y la guerra”.

De acuerdo con las encuestas, el favorito —por escaso margen— en esta contienda es el actual vicepresidente, Lai Chingte, candidato del Partido Democrático Progresista (PDP), el cual rechaza la idea de la reunificación, y aunque ya no hable abiertamente de declarar la independencia de forma unilateral si asume la actitud de considerar a Taiwán una “nación independiente de facto” bajo el nombre de “República de China”. Esto irrita sobremanera a Xi y al resto de dirigentes del Partido Comunista, quienes desean ver ganar al candidato opositor postulado por el partido Kuomintang (KMT), más proclive a mantener una línea de acercamiento con Pekín.

Lógicamente, Xi preferiría cumplir su promesa reunificadora sin emprender una invasión, la cual supondría el riesgo de una guerra con Estados Unidos. Una opción más segura implica una mezcla de negociaciones con un paulatino y tenaz acoso económico, diplomático y militar hasta lograr la capitulación de las élites políticas y empresariales taiwanesas, pero esa estrategia es de largo plazo y el dictador chino parece tener mucha prisa. Además, la intensa campaña para legitimar el reclamo sobre Taiwán ha arraigado profundamente en la mente del pueblo chino.

Y aunque la mayor parte de los expertos de esto de la “geopolítica” consideran muy lejana la posibilidad de una guerra en virtud de sus pavorosos costos económicos y humanos, para otros la retórica nacionalista del actual régimen y su repetido énfasis en la necesidad de reunificación ha generado una dinámica con fuertes incentivos políticos y militares para considerar la guerra como inevitable.

A los chinos el régimen les repite día con día el mantra de “Taiwán es una parte inseparable de China”, y su “rebeldía” es el último resquicio del llamado “siglo de humillación” impuesto por Occidente. Por...

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