Entierran las lluvias a 60 de sus amigos

AutorDiana Martínez, Edgar Vargas y Gerardo Olvera

MÉXICO.- La avalancha de lodo y rocas no discriminó: arrastró lo mismo a criollos que a pura sangre, que, independientemente de su casta, dejan un vacío entre sus dueños, para quienes los caballos son como de la familia.

Becky Zaga perdió a dos de sus tres corceles, a quienes consideraba sus amigos, y María José no volverá a montar a Siete, con quien compartía desde hace tres años glorias y alegrías.

"Mi papá me habló. Me dijo que se murieron nuestros caballos excepto 'Caro'. Veme, estoy muy triste. Sí (eran especiales), te conectas con ellos, son tus amigos", expresó Becky mientras observaba el rescate de cadáveres.

Sus equinos y el de María José, de 12 años de edad, estaban entre los 120 que residían en el Club Hípico La Barranca, en los límites entre la Delegación Miguel Hidalgo y el Municipio de Naucalpan, de los cuales pereció la mitad durante la lluvia que cayó la noche del lunes, hechos en los que también perdió la vida su cuidador.

Durante la tormenta, un fuerte caudal, mezclado con lodo y rocas, rompió las paredes traseras de las 120 caballerizas, lo que ocasionó que el agua subiera a más de 3 metros y medio.

Eso provocó la muerte de Emilio Ballesteros y 60 equinos.

María José recibió a Siete como un obsequio de su padrino al cumplir 9 años, para aliviar su tristeza por no poder competir porque su yegua Chiripa era muy joven.

"Le cayó como anillo al dedo, porque su yegua no podía concursar por la edad, era muy joven", comentó su madre, Patricia Montalvo, quien como otros propietarios acudió al club ecuestre a recoger el cadáver del caballo.

Durante varias...

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