Entienda esos terrores nocturnos

AutorGerardo Ochoa

Nada preocupa más que el grito de un niño. Y en la noche, escuchar un alarido en la habitación de un hijo hiela la sangre hasta del padre más templado. Serénese, porque la causa principal de que un niño grite en la noche son los trastornos del sueño. Lo más probable que se trate de una pesadilla, pero podría ser un terror nocturno.

Los terrores nocturnos suelen ser motivo de miedo para los padres, porque el niño grita, tiene los ojos abiertos, desorbitados, con las pupilas dilatadas; está bañado en sudor, tiembla, el corazón late con gran rapidez. Se le encuentra en su cama, con la mirada fija y enfocada en el vacío, pero está dormido, tan dormido, que cuesta mucho trabajo despertarlo. Si lo logra, el pequeño no sabrá el motivo de su miedo, o sólo tendrá un recuerdo difuso.

A diferencia de las pesadillas, que suelen ocurrir en la etapa REM del dormir (por las siglas en inglés de movimientos oculares rápidos), los terrores nocturnos ocurren en la etapa cuatro. La etapa REM es la fase de los sueños, y por eso las pesadillas pueden ser recordadas, en cambio, la fase cuatro es el dormir más profundo, sin sueños, y eso explica que el pequeño no recuerde nada o casi nada al despertarse. A pesar de lo aparatoso del cuadro, él se encuentra dormido.

Se desconoce la causa del terror nocturno. El activador principal del sistema nervioso, la sustancia reticular, se inactiva normalmente al dormir, para impedir actuar los sueños, como ocurre a los sonámbulos. En quienes padecen terrores nocturnos, algunas porciones parecen seguir "conectadas" y originar esos cuadros de activación parcial.

El terror nocturno dura de 5 a 20 minutos, y suele ocurrir entre 15 minutos y una hora después de iniciado el sueño. Se presenta en alrededor del 3 por ciento de los niños, con distribución similar en ambos sexos.

En algunos casos hay un componente hereditario, y hay familias donde el trastorno es común, pero la mayoría de las veces aparecen sin antecedentes. Tampoco se relacionan con trastornos mentales o de personalidad.

Si bien no hay una causa definida, ciertos factores parecen precipitar los terrores nocturnos, tales como comidas pesadas antes de acostarse, estimulación excesiva, problemas y estrés aumentan la posibilidad de episodios de este tipo en niños que ya los han padecido.

Estos terrores ocurren sobre todo en niños pequeños, desde los...

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