Ensenada inaugura espacio cultural con el sello del vino mexicano

CIUDAD DE MÉXICO, abril 4 (EL UNIVERSAL).- La ciudad de Ensenada inaugura su primera calle de uso exclusivamente peatonal, teniendo al vino, eje motor de su vida cultural y económica, como punto medular de esta importante aportación urbanística. Se trata de la Plaza de Santo Tomás, ubicada en la calle Miramar, entre la Sexta y la Séptima, en el centro de la ciudad bajacaliforniana.

Es la primera urbanización de su tipo en esta población; y la idea se remonta prácticamente a finales del siglo pasado, todavía con la gestión de Hugo D'Acosta como enólogo de la bodega. A partir de entonces, se realizaron distintas operaciones tanto por parte de las autoridades municipales como de Bodegas de Santo Tomás y la Fundación Elías Pando para culminar este proyecto que es símbolo del profundo vínculo de esta empresa con la gente de Ensenada, advierte Santiago Cosío Pando, director de la bodega fundada hace 133 años.

La Plaza de Santo Tomás se ubica precisamente en uno de los puntos neurálgicos de la población hace décadas: el perímetro de la antigua bodega y embotelladora de vinos, que diera trabajo a muchos hombres y mujeres de la comunidad, y cuyo movimiento incesante, la euforia laboral en tiempos de vendimia; así como el sonido de los silbatos para la entrada y salida de los trabajadores, marcaran no solo el ritmo de vida de esos empleados, sino también de una ciudad entera cuya vida se regía por los tiempos del vino.

Así, la flamante plaza recupera mucha de la vitalidad de este sitio lleno de historia y lo transforma en una suma de motivaciones para la convivencia, el descanso y el entretenimiento, con un efecto continuo y creciente de socialización, subraya Santiago.

Antiguamente la uva cosechada en los valles de la región se transportaba por carretera hasta las instalaciones de la bodega en Ensenada. Este proceso además de generar costos repercutía directamente en la calidad de la uva, por lo que se optó por su transformación directamente en las zonas de producción agrícola.

La que alguna vez fuera una zona de intensa actividad fabril se ha transformado en una área de restaurantes, locales de productos gastronómicos, bares y espacios culturales. Los antiguos almacenes y áreas de transformación de la uva son espacios donde la pátina del pasado convive con el gusto por el buen vivir que distingue a esta comunidad y que es un patrimonio local que regocija al mundo, con su oferta de cocina del mar, quesos, panadería, cervezas artesanales y, por...

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