Ensayar la lentitud y sanar el planeta

AutorIsrael Sánchez

Perseguir la suficiencia alimentaria aumentando la producción de alimentos, noción que ha imperado por décadas, no sólo no ha conseguido acabar con el hambre en el mundo, sino que ha deteriorado el medio ambiente y hasta la calidad de lo que comemos.

A pesar de esto, el propio objetivo de desarrollo sostenible número 2 de la ONU, titulado "Hambre cero", plantea entre sus metas para 2030 "aplicar prácticas agrícolas resilientes que aumenten la productividad y la producción", con un importante componente de desarrollo tecnológico.

"Ahí hay una potencial lógica engañosa desde narrativas tecnocientíficas, en donde se nos dice que producir más es la solución, cuando producir más no ha terminado jamás con el hambre", remarca en entrevista remota el doctor en ingeniería de biosistemas Christopher Cedillo, miembro del colectivo mexicano de arte y ciencia Les Aterrades.

Partiendo de esta contradicción entre la necesidad de producir lo suficiente para alimentar a las 10 mil millones de personas que se calcula habrá hacia 2050 y una impostergable "ética de la Tierra", Les Aterrades ha desarrollado Ensayo sobre la lentitud, un proyecto multidisciplinario donde la apuesta es bajar la velocidad y repensar la compleja relación entre la humanidad y las plantas.

"Hay que irnos lento para poder observar y pensar otras formas; la sobreproducción no es el único camino. No sabemos cuál (hay que seguir); hay muchos, debe de haber muchos por ahí", expresa el artista visual Marco Antonio Lara, encargado del diseño y la imagen de esta iniciativa, cuyo principal trabajo es una pieza de videodanza con coreografía basada en la experimentación científica sobre el movimiento de las plantas.

"Hablar de la lentitud es también pensar en el valor de los procesos que se van cocinando poco a poco, y de la necesidad de salirnos de este ímpetu productivista en donde 'hacer más es ser más'", resalta Cedillo, quien estuvo a cargo de la investigación, teoría y experimentación vegetal.

Con la danza contemporánea como una forma de visibilizar lúdica y sensiblemente la interacción entre humanos y plantas, el coreógrafo y director de escena Patrick Trigoso -junto con Ana Paula Oropeza- se inspiró en el movimiento de semillas de jitomate al germinar para diseñar los pasos que un grupo de bailarinas ejecutan en video; pero esa misma ejecución posteriormente marca la pauta para el crecimiento de las plantas.

Es decir, a través de un panel de luces led controlado mediante la plataforma...

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