Enrique Krauze / Woldenberg demócrata

AutorEnrique Krauze

Sin haberlo tratado de cerca, sin haber sido propiamente su amigo, siento una lejana hermandad con José Woldenberg. Nuestras trayectorias iniciales fueron distintas. Yo pertenezco a la generación del 68 y me incliné pronto al liberalismo. Él pertenece a la generación post-68, leyó -supongo- los libros canónicos del marxismo, tomó e impartió clases en Ciencias Políticas, denunció activamente el sindicalismo oficial, luchó en el sindicalismo independiente, militó como un líder en el sindicalismo universitario y se incorporó a los partidos de izquierda herederos del Partido Comunista. Habitaba esa zona intermedia entre el estatismo revolucionario y el socialismo.

Pero conforme pasó el tiempo, algo más profundo que las pasiones ideológicas y las militancias sindicales o políticas comenzó a moverlo: una valoración del debate entre posiciones distintas, una inclinación natural a la tolerancia, una disposición a escuchar, una rendija a la duda, una pausa a la fe, una instintiva civilidad. Hombre de temple suave, carácter amable y una decencia natural, Woldenberg sencillamente puso esas prendas al servicio de la vida pública. En una palabra, sin renunciar a los ideales socialistas pero admitiendo que su traducción histórica y práctica debe ser susceptible a la crítica, Woldenberg se volvió demócrata.

Soplaban vientos de libertad en el mundo. Woldenberg los percibió y comprendió. En 1989 participó en la creación del Instituto de Estudios para la Transición Democrática (IETD), donde coincidió con sus colegas perredistas pero también con priistas y una mayoría sin afiliación. Al mismo tiempo, comenzó a distanciarse del PRD. En 1990, mientras su partido se negaba a impulsar una transición pactada con el gobierno, el PAN negociaba reformas que había propuesto hacía décadas y que finalmente cristalizaron en la fundación del IFE y del Tribunal Electoral. Woldenberg renunció al PRD en 1991. Ese mismo año, el IFE comenzó lentamente a acreditarse en las elecciones intermedias.

Aquella dimisión dio paso a la etapa más importante en la vida pública de José Woldenberg: su trabajo por la democracia electoral. Entre 1991 y 1994, al tiempo en que presidía el IETD, se dedicó a analizar con profundidad la legislación electoral y a proponer reformas para apoyar la transición hacia la democracia. En el año axial de 1994, la mayoría calificada de los grupos parlamentarios de la Cámara de Diputados lo nombró consejero ciudadano...

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