Enrique Krauze / De Tierra Caliente

AutorEnrique Krauze

Michoacán fue escenario de casi todas las guerras mexicanas de los siglos 19 y 20: la Independencia, la Reforma, la intervención francesa, la Revolución y la Guerra Cristera. Ningún criminal de la era revolucionaria fue comparable al michoacano Inés Chávez García, el salvaje cuyas hordas saquearon e incendiaron pueblos enteros. Ahora Michoacán ha vuelto a ser escenario de violencia.

Hace años, coludido con las autoridades políticas y policiacas locales y estatales, comenzó a operar el grupo criminal "La Familia Michoacana", cuya supuesta vocación era ayudar a la gente a mejorar sus vidas y a expulsar a Los Zetas de Michoacán.

En el proceso, adquirieron un inmenso poder y permearon capas enteras de la sociedad. Una de sus líneas de negocio era la producción de drogas sintéticas, en laboratorios secretos de la escabrosa sierra.

Tiempo después, por una misteriosa metamorfosis, "La Familia" (o una parte de ella) se transformó en "Los Caballeros Templarios". Este grupo practica la extorsión sistemática a una escala sin precedente en México. Nada se les escapa: casas habitación, farmacias, consultorios, oficinas públicas, gasolineras, agricultores de limón y aguacate, tortillerías, escuelas. Michoacán es un Estado secuestrado.

Hartos de esta situación, en febrero de 2013 surgieron grupos armados de "autodefensa", compuestos por rancheros o pequeños empresarios, algunos de ellos antiguos migrantes a Estados Unidos.

No son los primeros en tomar la justicia en sus manos: hace tres años, los comuneros del pueblo indígena de Cherán decidieron colocar trincheras y guardias armados en las entradas de su pueblo para evitar las incursiones de los talamontes que han diezmado los bosques, patrimonio milenario de esa comunidad.

El actual epicentro de la acción que confronta a los "Templarios" con los grupos de autodefensa es la zona llamada "Tierra Caliente" que fue, desde tiempos coloniales, la sucursal mexicana del infierno (Luis González y González: "La Querencia").

Tras atestiguar su aislamiento, su clima tórrido, su agreste fauna y flora y la índole violenta de su gente, Fray Diego Basalenque (cronista de Michoacán en la primera mitad del siglo 17) la describió así: "Para quien no ha nacido allí, inhabitable, y para los nativos, insufrible".

Cuando en 1785 Miguel Hidalgo solicitó al Obispo alguna parroquia vacante, exceptuó prudentemente de su petición las de Tierra Caliente (Carlos Herrejón Peredo: "Hidalgo, Maestro, Párroco e Insurgente"). Morelos, en...

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