Enrique Krauze / Las siglas del PRD

AutorEnrique Krauze

Hacia 1989, a raíz de la fundación del PRD, recuerdo haber enviado un mensaje de felicitación a Cuauhtémoc Cárdenas que decía, más o menos: "Con el deseo de que el PRD sea más democrático que revolucionario." Los presagios en ese sentido eran buenos y los antecedentes inmediatos, aún mejores. En El 18 Brumario de Luis Napoleón Bonaparte (1852), Marx había hablado con desprecio "del liberalismo ... vulgar, del ... formal republicanismo, de la trivial democracia", pero desde los años setenta del Siglo 20, fue el propio marxismo el que comenzaba a sonar no sólo "vulgar, formal, trivial", sino hueco. En los ochenta, algunos sectores de la izquierda mexicana reconocieron parcialmente este agotamiento, y fueron más lejos que sus homólogos eurocomunistas en la superación de la dependencia con respecto a URSS o China. La quiebra inminente del llamado "socialismo real" les daría la justificación histórica definitiva para el cambio de rumbo.

Otro factor interno tomó parte en el proceso. La convergencia de dos líderes morales (Heberto Castillo y Cuauhtémoc Cárdenas, tan ingenieros civiles como ingenieros políticos) contribuyó decisivamente al tránsito hacia las ideas y prácticas democráticas. La renuncia del primero a la candidatura del PMT a favor de su antiguo discípulo fue un acto de ejemplar abnegación que preparó el acto aún más valioso del propio Cuauhtémoc, quien pudiendo incendiar el país a raíz de las elecciones del 88, prefirió crear el PRD. Bajo su liderazgo, el partido siguió edificando la alternativa democrática de izquierda.

La sola presencia de Cárdenas en las elecciones de 1994, su actitud de dignidad ante la derrota de ese año (esa sí, indisputable), su triunfo sin triunfalismo en la elecciones del Distrito Federal en 1997, y su nuevo intento presidencial en 2000, dan fe de una firme convicción democrática que lo honra por muchas razones, entre otras la de constituir una ruptura con su propio tronco biográfico, porque entre las muchas prendas que adornaban a Lázaro Cárdenas no estaba la de ser demócrata.

Tal vez era excesivo pedirle que lo fuera. El General actuó en un siglo adverso a los ideales del liberalismo democrático, y un siglo en que la izquierda (sindical, política, académica, intelectual) vivió enamorada de la idea de la Revolución, a pesar de las evidencias crecientes de los crímenes cometidos por los Estados que usurpaban el nombre del socialismo.

Esos horrores eran ya inocultables en 1986, cuando Cuauhtémoc tomó la...

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