Enrique Krauze / Paz en San Ildefonso

AutorEnrique Krauze

Las cenizas de Octavio Paz reposan junto a las de Marie Jo, su esposa, en el memorial creado por Vicente Rojo en el sitio mismo donde transcurre "Nocturno de San Ildefonso", poema en el que Paz, tras cumplir los sesenta años, recuerda al joven Paz caminando por los claustros venerables de la Escuela Nacional Preparatoria. Su destinatario es todo joven que camine ahora por ellos.

Se trata de un poema muy conocido, pero no bien comprendido. Es un lamento sobre las ilusiones perdidas y el desdichado amor a la Revolución rusa, un mea culpa ante la verdad histórica de la URSS, por mucho tiempo eludida. Y un acto de contrición que lo honra.

Como Paz y sus amigos en 1931, muchos jóvenes arrastrados por "el viento del pensamiento" se inventaron "sinos de relámpago". Pero pocos fueron capaces de una confesión como la que Paz vertió en ese poema:

todos hemos sido,

en el Gran Teatro del Inmundo;

jueces, verdugos, víctimas, testigos,

todos

hemos levantado falso testimonio

contra los otros

y contra nosotros mismos.

Y lo más vil: fuimos

el público que aplaude o bosteza

en su butaca.

La culpa que no se sabe culpa,

la inocencia,

fue la culpa mayor.

Cada año fue monte de huesos.

Conversiones, retractaciones,

excomuniones,

reconciliaciones, apostasías,

abjuraciones,

zig-zag de las demonolatrías

y las androlatrías,

los embrujamientos y las desviaciones:

mi historia,

¿son las historias de un error?

La historia es el error.

En su juventud, Paz no preveía que el marxismo, su fe revolucionaria, desembocaría en un régimen como el soviético, una de las encarnaciones de lo que Hannah Arendt llamó el "mal radical" en el siglo XX. Paz es un poeta siempre contenido pero en ese poema el dolor se desborda. Cuando lo leí por primera vez en "Plural" (septiembre de 1974) me cimbró, pero pensé que el "Gran Teatro del Inmundo" remitía genéricamente a los juicios de Moscú en los años treinta, recreados en la cadena verbal del poema. Me pareció la comprobación de que el régimen soviético se había vuelto una gigantesca réplica de la Santa Inquisición. Esa interpretación era válida, pero incompleta. Paz terminaba con la pregunta y la respuesta sobre el error en la Historia, pero no escribió solo "la Historia", sino "mi historia". Y los versos que anteceden señalan claramente a un "nosotros" que lo incluye. El pasaje no es genérico sino específico. Había un nudo en esa culpa. Lo entendí después.

El poema alude al Congreso de Escritores Antifascistas reunido en Valencia, en julio...

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