Enrique Krauze / Nueva biografía del poder

AutorEnrique Krauze

"¿Cómo titulará su libro?", me dijo Octavio Paz una plácida tarde, en su departamento de Paseo de la Reforma. "Aún no lo sé -le respondí-. En México, por desgracia, la psicología presidencial se vuelve destino nacional. Nuestra historia es, ¿cómo decirlo...? Una biografía del poder". "¡Ahí está!", dijimos ambos. Así encontré el título del libro.

La edición definitiva en español (Planeta, 2017) engloba bajo ese título tres obras escritas a lo largo de quince años: Siglo de caudillos (sobre el siglo XIX), Biografía del poder (sobre los caudillos y jefes revolucionarios) y La presidencia imperial (sobre los césares mexicanos de 1940 a 1997). No incluí la segunda parte del sexenio de Ernesto Zedillo, que abrió claramente la transición democrática en México. Tampoco los sexenios de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto porque, con todos sus errores (que fueron inmensos), el poder que acumularon esos presidentes no fue absoluto. Por ello, no podía hablarse ya de una "biografía del poder".

En el epílogo a esa edición comparaba los últimos veinte años con la era del PRI, que creía superada. Recojo algunos puntos: "En el México de la presidencia imperial, el presidente tenía inmensos poderes (políticos, económicos, militares, diplomáticos) que detentaba constitucionalmente. Los poderes formales (Congreso, Suprema Corte, los gobernadores, los presidentes municipales) dependían del presidente. Los burócratas, buena parte de los obreros sindicalizados y las uniones campesinas congregadas en el PRI se subordinaban al presidente. Los empresarios y la Iglesia seguían las directrices del presidente. Las empresas descentralizadas y paraestatales obedecían los lineamientos del presidente. La Hacienda Pública y el Banco de México se manejaban discrecionalmente desde Los Pinos. Los medios de comunicación masiva eran soldados del presidente. Sólo algunos periódicos, revistas y casas editoriales eran independientes".

¿Cuál es la situación actual? Si bien la independencia del Banco de México se sostiene, lo mismo que la frágil autonomía de la Suprema Corte, con uno que otro matiz, la vuelta al pasado es casi completa.

A continuación señalaba: "México ha cambiado porque adoptó los valores y principios de la democracia liberal. La Presidencia Imperial ha desaparecido. El presidente sólo puede hacer uso (bueno o malo) de sus poderes constitucionales. Hay genuina división de poderes: el Congreso es...

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