Enrique Krauze / 'Haga que esto dure'

AutorEnrique Krauze

La marcha que encabezó Javier Sicilia el pasado 8 de mayo me recordó un episodio del vasconcelismo. Vasconcelos volvió a México en 1929 para encabezar un vasto movimiento cuyo objetivo era desplazar del poder a los generales e instaurar un liderazgo civil, pacífico y honesto. Acabar, en una palabra, con el "México bronco". A la jornada siguiente del atropello electoral, los vasconcelistas sintieron el vacío: ¿qué hacer? Se abrían varias alternativas: fundar un partido político civilista (consejo del joven Gómez Morin), convocar a una Revolución (la opción maderista), suicidarse heroicamente (como hizo Martí) o partir al exilio (continuar la odisea del "Ulises criollo").

Vasconcelos, como se sabe, optó por la última, y qué bueno: sin su destierro no hubiese escrito sus maravillosas memorias; pero en términos políticos, la mejor opción era la primera. El PAN hubiera nacido diez años antes, sin los pesados lastres fascistas y clericales que marcaron sus inicios. En esos días de incertidumbre, el intelectual más cercano a Vasconcelos, el licenciado Miguel Palacios Macedo, le pidió: "haga que esto dure". Vasconcelos le contestó tajante: "yo no soy Gandhi".

Vasconcelos no era Gandhi, Sicilia no es Vasconcelos, pero Sicilia, gran admirador de Gandhi, sí tiene la inspiración que se requiere para hacer que su movimiento dure. Y tiene mucho más; por ejemplo, un genuino temple religioso. Es hijo de los cambios del mundo católico a partir del Concilio Vaticano II: la prédica y práctica de Sergio Méndez Arceo, la Opción Preferencial por los Pobres, las Comunidades Eclesiales de Base. De gran importancia para él fue la obra y la presencia originalísima, renovadora y vigente, de Ivan Illich. Este ex sacerdote, filósofo del anarquismo católico, fundó CIDOC, institución liberadora que hizo converger creativamente a la religión, la filosofía y el psicoanálisis. Tengo entendido que estas corrientes intelectuales y religiosas orientan algunos libros de Sicilia así como las revistas que ha dirigido (primero Ixtus, ahora Conspiratio). Estas publicaciones han puesto hogar a la conversación entre la fe, la historia y la filosofía. En el mismo sentido, no es casual que Sicilia sea un editorialista regular en Proceso, semanario marcado por el mismo catolicismo social y progresista. Y no deja de ser significativo que la Meca de toda esa corriente espiritual fuese la ciudad de Cuernavaca, epicentro de la vida de Javier. De su vida y de su tragedia.

"Haga que esto...

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