Enrique Krauze / La Generación de la discordia

AutorEnrique Krauze

Hace un mes esbocé en este espacio el método de las generaciones. En un artículo posterior tracé un perfil de la generación del 68 a la que pertenezco. Ahora doy inicio a una serie sobre las generaciones políticas que comparten el escenario en el siglo XXI.

¿Cómo bautizar a la primera, nacida entre 1950 y 1965? Parece natural referirla al año axial que le abrió las compuertas de la historia: 1994. Demasiado jóvenes para participar en el 68, vivieron bajo su signo. Sabían que el régimen estaba herido de muerte. Padecieron los desastres económicos de Echeverría y López Portillo, la parálisis gubernamental en el terremoto del 85, el fraude del 88, las luces y sombras del gobierno de Salinas, el levantamiento zapatista, el asesinato de Colosio. A lo largo de sus vidas, la palabra "crisis" se volvió sinónimo de normalidad. Toda la tensión acumulada estalló en 1994.

Su designio fue superar la crisis endémica y fundar un nuevo ciclo histórico: construir las prácticas e instituciones de la democracia en México. Tras el asesinato de Colosio, llegó al poder Ernesto Zedillo. Nacido en 1951, era un liberal auténtico y un demócrata convencido. A principio de su gobierno abrió el debate de los partidos para lograr el esperado tránsito. Renovó y dotó de una autonomía sustantiva a la Suprema Corte de Justicia. Fortaleció al IFE, cuyo primer presidente ciudadano, José Woldenberg -nacido en 1952- pasó de la militancia sindical universitaria a la gestión nacional del aparato electoral, eje de la democracia.

En aquel promisorio fin de siglo, la Generación del 94 comenzó a afirmarse en los partidos de oposición. Muchos de sus líderes, de antigua filiación marxista, hicieron la autocrítica de sus creencias revolucionarias y guiados por el liderazgo de Cuauhtémoc Cárdenas asumieron cabalmente la vía democrática. Panistas y neopanistas vieron la oportunidad de reivindicar los valores democráticos de su partido. Aun en el PRI surgieron algunas voces democráticas.

Sólo una nube opacaba el horizonte democrático: el movimiento zapatista. Sus demandas -antiguas, lacerantes, justificadas- conmovieron a la sociedad. Lo encabezaba un miembro de la Generación del 94: el carismático Subcomandante Marcos (nacido en 1957). También Marcos quería la construcción de un nuevo orden, pero no democrático sino revolucionario. Su postura instauró la discordia en el ala izquierda de la Generación del 94: ¿democracia o revolución...

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