Enrique Krauze / Todo lo que ha cambiado

AutorEnrique Krauze

En el debate de esta noche, los candidatos podrán mostrarse como son, presentar sus propuestas y darse "hasta con la cubeta". Además, gracias a la demanda de los estudiantes, lo harán con una amplia cobertura nacional. Todo lo cual me ha hecho pensar cuánto ha cambiado el País desde el trágico 10 de junio de 1971, Jueves de Corpus, que mi generación no podrá olvidar.

Algunos de los líderes del movimiento del 68 acababan de salir de la cárcel, no por un acto de justicia, sino por la gracia del "Señor Presidente". Para mostrar que el impulso de libertad seguía vivo, se convocó a una marcha, la primera desde la matanza de Tlatelolco. De pronto, cuando la manifestación avanzaba por la Avenida San Cosme, fue atacada por unos misteriosos jóvenes armados con varas de Kendo, que lanzaban piedras sobre los ventanales y aparadores al grito de "¡Viva el Ché Guevara!".

Eran los famosos "Halcones", grupo de choque de supuestos "estudiantes" entrenado especialmente por el Gobierno para reprimir estudiantes. Los golpeaban y subían a unas camionetas sin placas, con rumbo desconocido. Varios tanques antimotines apoyaban la operación. Las ráfagas de metralleta tardaron horas en acallarse. Al atardecer, los "Halcones" revisaban los camiones de pasajeros pistola en mano para atrapar a los manifestantes. Por la noche, entraron al Hospital Rubén Leñero para ultimarlos. Nadie supo el número de heridos y muertos. El Presidente Echeverría prometió una investigación que nunca se realizó.

Ése era el México de la Presidencia Imperial, cuando el Presidente tenía el monopolio de la violencia legítima y de la violencia impune. Además de los inmensos poderes (políticos, económicos, militares, diplomáticos) que detentaba constitucionalmente, el Presidente imperaba como un sol sobre los planetas que giraban en torno suyo.

Los poderes formales (Congreso, Suprema Corte, los Gobernadores, los Presidentes Municipales) dependían del Presidente. Los burócratas, buena parte de los obreros sindicalizados y las uniones campesinas congregadas en el PRI se subordinaban al Presidente. Los empresarios y la Iglesia tomaban en cuenta las directrices del Presidente. Las empresas descentralizadas y paraestatales obedecían los lineamientos del Presidente. La Hacienda Pública y el Banco de México se manejaban discrecionalmente desde Los Pinos. Los medios de comunicación masiva eran soldados del Presidente. El Gobierno organizaba las elecciones y el PRI (con su infinita alquimia) las ganaba de...

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