Enrique Bátiz da un cátedra de dirección

AutorSilvia Ruano

Con los lentes puestos para no perder detalle de la partitura y mucho menos alrededor, el oído aguzado para detectar cualquier nota mal colocada, y el ánimo dispuesto, Enrique Bátiz observa con atención a su alumno mientras intenta dirigir a la Orquesta Sinfónica de la UANL.

"¡No, no, no; así no!", interrumpe el reconocido director orquestal, ahora en su nueva faceta de maestro, a los músicos y al joven que deja de mover la batuta y escucha sus indicaciones con los ojos bien abiertos.

"A ti lo que te pasa es que el triple forte te aterra", sentencia Bátiz, todavía sentado en una silla colocada entre las violas y los chelos, seguramente con el propósito de perderse entre los instrumentistas.

Enseguida se pone de pie y mueve las manos, justo como lo hace al dirigir, para dar énfasis a sus palabras.

"...Mira, el tenerle miedo al triple forte es como estar con una mujer y decir que te gustan los hombres, ¿para qué vas con ella entonces? No se puede, no puede haber esa timidez, ¿está claro?".

El muchacho en cuestión es Armando Vargas, uno de los ocho seleccionados para tomar un singular Curso de Dirección Orquestal, organizado por Conaculta a petición de los poco más de 140 directores de orquestas juveniles que hay en el país.

Sin embargo, no todos tuvieron la fortuna de acceder al curso que ahora Bátiz ofrece en Monterrey con la Sinfónica de la UANL, junto con las Orquestas de Aguascalientes y la del Estado de México que él dirige.

Sólo siete -Sergio Martínez, Guillermo Villarreal, Percival Alvarez, David Abarca, Iván Ferrer, Vargas, Gerardo Trejo y Héctor Javier Reyes- entre todos los candidatos fueron seleccionados para trabajar con el maestro de maestros en dirección orquestal, una semana en Aguascalientes, otra en Monterrey y una más en Toluca.

En los días aquí, el ambiente en el aula (el escenario del Teatro Universitario) es el usual en presencia de Bátiz: rostros atentos, una cierta atmósfera expectante y, claro, sus gritos, signo inequívoco de que no se anda por las ramas cuando da una indicación.

Los músicos permanecen atentos a las instrucciones del director que esta vez puede ser Ferrer, aunque en realidad es Bátiz quien lleva la batuta; temperamental e intransigente, pero feliz de compartir sus conocimientos con una nueva generación.

"Los conocimientos se tienen que impartir indistintamente al talento y al no talento, porque sólo así vamos a mejorar", dice Bátiz en una entrevista concedida durante el receso.

n ¿Y qué es exactamente...

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