Engolosinan a peques en escuelas

El toque de la chicharra que anuncia el refrigerio o el fin de la jornada escolar de los niños de la Ciudad de México, es también el llamado para acercarse al universo de golosinas y frituras que agradan al paladar, pero afectan su salud.

Se trata de ganar un buen lugar en la fila para comprar los hot cakes, sincronizadas y las frituras bañadas en salsas y chile, además de los embutidos, refrescos, dulces, tacos, gorditas y demás alimentos ricos en grasas o sales que están al alcance de los niños a la salida de los planteles, en cooperativas escolares y en el hogar.

Para el Doctor en Nutrición, Abelardo Avila, es urgente presentar un cambio cultural en la alimentación de los menores y evitar que se sumen a las estadísticas de diabéticos, pacientes con hipertensión.

"No se trata sólo de que se retire la publicidad o los mismos productos, sino que la gente esté consciente de lo que está ingiriendo. Desgraciadamente el efecto negativo de la comida chatarra no se ve inmediatamente y la gente no percibe los daños, lo que si tiene grabado son todos los satisfactores que este tipo de alimentos incluyen dentro de su publicidad", explica Avila.

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