Endurecen plan migratorio

AutorAndro Aguilar

Fotos: Iván Serna y Hugo Balcázar

MÉXICO.- Édgar, guatemalteco, 17 años, se encuentra a más de mil kilómetros de donde nació. Ha caminado más de 16 horas por día, solo y con otros que halló como él en el camino. Se ha trepado al tren y ha saltado de él para correr y evitar que la migra mexicana lo regrese al barrio de alta peligrosidad donde vivía con cinco hermanos, entre pandillas a las que se cansó de oponer resistencia. Un 8 de enero le dijo a su madre que iba a la tienda, y desde ese día no regresa a aquel barrio de la Zona 4 de la capital guatemalteca. Su idea es viajar al norte. Siempre al norte.

El joven lleva un rosario en el cuello y guarda una imagen de la Virgen de Guadalupe en el bolsillo derecho. Escucha rap en español mientras enseña el único billete que conserva de su país. Es uno de los 11 jóvenes de entre 16 y 22 años que habitan el único albergue exclusivo para migrantes de esas edades que hay en México, el Centro de Protección Internacional para Adolescentes en el Camino.

Édgar es, también, uno de los 400 mil extranjeros, principalmente centroamericanos, que buscan cada año cruzar el territorio mexicano para llegar a Estados Unidos. Pertenece al 30 por ciento que carece de redes que le faciliten su traslado y debe optar por caminos cada vez más hostiles y riesgosos, en medio de una política migratoria que se ha endurecido durante la administración de Enrique Peña Nieto.

DOBLE RASERO

El gobierno de México rechaza el discurso de Donald Trump contra los migrantes mexicanos, pero en los hechos despliega una dura política de contención contra los centroamericanos que tratan de cruzar el territorio nacional.

Las medidas de la actual administración se reflejan en el aumento de las detenciones y deportaciones de migrantes, y de las acciones policiacas para frenar el flujo sur-norte.

México devuelve ya más centroamericanos hacia sus países de origen que Estados Unidos, donde el número de deportados con estas nacionalidades disminuye, aún cuando durante la administración de Barack Obama alrededor de 2.4 millones de personas han sido expulsadas de territorio estadounidense, en su mayoría mexicanos.

La idea de impulsar un acuerdo para la migración segura, anunciada por el presidente Enrique Peña Nieto en la ONU hace menos de un mes, no corresponde con lo que ha hecho su administración, aseguran especialistas y defensores de migrantes, quienes también dudan del llamado presidencial a "solidarizarse" con los migrantes, respetar sus derechos humanos y reconocerlos como "agentes de cambio".

En sus mensajes sobre migración, el mexiquense siempre antepone la mención de respetar los derechos humanos, pero insiste en hacer más "segura" y "ordenada" la frontera sur. Lo hizo también frente a Donald Trump, cuando visitó Los Pinos, el pasado 1 de septiembre. La fórmula presidencial para ese objetivo es fue un plan opaco que en los hechos hizo más inseguro el paso de los indocumentados por el territorio mexicano.

PLAN FRONTERA SUR

La implementación del Programa Integral Frontera Sur (PIFS), desde julio de 2014, endureció los obstáculos para quienes pretenden cruzar por México rumbo a Estados Unidos.

Sin dar a conocer un diagnóstico previo, Peña Nieto anunció el PIFS con dos propósitos: proteger los derechos...

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