Encuentros con España/ Una población que no se olvida (IV)

AutorRicardo Diazmuñoz y Maryell Ortiz de Zárate

El origen de Tudela es incierto, guarda un misterio casi subversivo, como el misterio del amor; en su entramado urbano emana una fuerza evocadora contundente. Tiempo y espacio entrecruzan siglos en la verticalidad de sus muros. En excavaciones arqueológicas se han encontrado restos celtibéricos y romanos, residuos fantasmales de poblaciones huidizas. Las noticias documentales musulmanas son las primeras en constatar un núcleo urbano en el monte Santa Bárbara a partir del Siglo 9, desarrollado por iniciativa del muladí Amrus Ibn Yusuf. A partir de esta centuria, la ciudad crece notablemente impulsada por la familia Banu Qasi, que acuña moneda y gobierna con autonomía un pequeño reino taifa, llegando a tener un gran esplendor económico y cultural. La dominación musulmana dejó su huella en el urbanismo sinuoso y en vestigios arquitectónicos que felizmente podemos apreciar de trecho en trecho.

Cuando Alfonso I, rey de Aragón y Navarra, reconquista Tudela en 1119, le concede a sus habitantes el Fuero de Sobrabe y los musulmanes son confinados a la morería, fuera del recinto amurallado. A la comunidad judía, que ya era notable en esas fechas, le otorgó el Fuero de Nájera; así, sus integrantes pasaron a ser súbditos de los monarcas navarros. En 1170 el rey Sancho VII, "El Fuerte", ordenó que los hebreos se trasladaran de la Judería Vieja o "Vétula", a la Nueva Judería, junto al castillo, y les encomendó la custodia de éste a cambio de exención de impuestos y concesión de más prerrogativas, incluyendo la portación de armas para defenderse de sus enemigos.

Los judíos navarros ejercieron diversas profesiones, en especial el comercio (tejidos, joyas y metales preciosos); asimismo fueron espléndidos prestamistas que apoyaban a la agricultura, los oficios, los proyectos públicos del reino y las empresas privadas de los propios reyes. Los hebreonavarros tuvieron la fortuna de librarse de la agresión cristiana que asoló a España en 1391.

En 1492, tras el decreto de expulsión de los diferentes reinos de España, unos mil judíos se refugiaron en Navarra, la mayoría en Tudela. Debido a las presiones de Castilla y Aragón, abandonaron el territorio en 1498; muchos se quedaron, ocultando, por supuesto, sus prácticas religiosas.

Un Espacio Casi Intacto

Tudela es una confluencia de imágenes medievales cristianas, judías y musulmanas, una ciudad estupenda que durante 400 años fue ejemplo de convivencia de las tres culturas. Es admirable el amor con el que sus...

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