Encuentros con México / En el jardín de la tauromaquia (V)

AutorRicardo Diazmuñoz y Maryell Ortíz de Zárate

"La emoción tiene un comienzo en la selección del destino. Allí se produce la primera explosión, cuando uno se imagina lo que espera. Luego la realidad... desborda las realidades del sueño".

Carlos Carnicero

Apizaco

A 17 kilómetros, 15 minutos

Al despedirnos de Tlaxcala nos emociona ver, desde la orilla de las calles, las tres cumbres nevadas que la protegen. Privilegio único de esta ciudad. Se pueden apreciar alternadamente el Popocatépetl, el Iztaccíhuatl y el Malitzin. Los tres volcanes ofrecen un espectáculo indeleble desde la altura los cerros circundantes, a los que se accede por calles asfaltadas y vericuetos.

Y siempre con la presencia del volcán Malitzin, nos desplazamos hacia Apizaco (Agua delgada), centro geográfico de la entidad federativa y ciudad donde la nostalgia está atrapada en el museo que ocupa parte de las antiguas instalaciones ferroviarias.

En cuanto el viajero llegue a esta ciudad, fundada en 1866 merced a los campamentos de quienes construyeron la vía férrea que va de México a Veracruz, debe dirigirse primero a la plaza de toros "La Monumental", con capacidad para 6 mil personas cómodamente sentadas. Será recibido por una de las dos esculturas taurinas más grandes del mundo realizadas por el arquitecto y escultor Diódoro Rodríguez (la otra se encuentra en Huamantla). Para apreciar en toda su magnitud y detalles esta obra formidable, hay que rodearla calmadamente, casi a paso de torero partiendo plaza.

A la ciudad, la más grande y joven del estado, hay que llegar antes de las 8:00 horas, o si se pernoctó en el lugar es preciso emprender la caminata a temprana hora. Dos son las razones para que así sea. La primera: en esas horas de fresca luminosidad, los jóvenes novilleros ya están entrenando sus aspiraciones en "La Monumental" bajo la guía de un maestro y acompañados de un mozo de estoques. Los chavales se concentran en el ritmo del compañero que se finge toro, en la cadencia del capote o la muleta. Están en el ruedo soñando con futuras glorias, la ansiedad erguida, la esperanza radiante. El ritual se adorna de chicuelinas, gaoneras, verónicas, pases de pecho y pases ayudados. La Escuela Municipal de Tauromaquia imparte clases por las mañanas y las tardes. Imposible olvidar que Tlaxcala es semillero de toreros: Rodolfo Rodríguez, "El Pana"; Eulalio López, "El Zotoluco", Mario del Olmo, los Villanueva, los Ortega, Manolo García Méndez y, por supuesto, Jorge "El Ranchero" Aguilar.

La segunda razón: es la mejor hora...

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