Encuentros con México/ Espacios para imaginar

AutorRicardo Diazmuñoz y Maryell Ortiz de Zárate

RUTA LACUSTRE

"Todo sueño es un viaje en el tiempo"

Mateo Camino

Cada vez que regresamos a la zona lacustre de Michoacán nos encontramos con sorpresas de toda índole: nuevos restaurantes, nuevos espacios para la tertulia, novedosas instalaciones hoteleras; expendios y talleres de artesanías recién estrenados; arreglo en techumbres, altares, fachadas y atrios en varios templos; artistas y artesanos recién llegados de varios rumbos nacionales e internacionales instalados en los diversos pueblos ribereños y, sobre todo, con la fascinación de las manos michoacanas, hacedoras de las más diversas manifestaciones del arte popular.

Nos encontramos, siempre, con los viejos amigos y nacen otras amistades; compartimos con ellos nuestras experiencias al recorrer el perímetro del Lago de Pátzcuaro y nuestros encuentros con los artesanos de los pueblos ribereños, muchos de ellos con premios regionales, estatales y nacionales. Pátzcuaro, Huecorio, Tócuaro, Arocutín, Jarácuaro, San Francisco Uricho, Erongarícuaro, Puácuaro, San Andrés Tziróndaro, San Jerónimo Purenchécuaro, Santa Fe de la Laguna, Quiroga, Tzintzuntzan, Ihuatzio y Tzurumútaro son poblaciones donde los artesanos protagonizan la historia cotidiana del lago.

Quien se decide a explorar los 77 kilómetros del perímetro lacustre quedará sorprendido por la habilidad y entrega de niños, mujeres y hombres en la manufactura de sus productos, y hablará con respeto de su imaginación y creatividad, de los sueños convertidos en figuraciones de madera, chúspata, tule, bordados, telas, hojas de maíz, alfarería, plata, cobre y cuero.

Al recorrer estos paisajes míticos nos deleitamos contemplando las islas de Janitzio, Tecuén, Yunuén y Pacanda desde diferentes perspectivas. Al tempranear el día los jirones de bruma desdibujan las montañas lejanas y el regocijo se aventura por los caminos. A medida que los rayos solares conjugan su savia de luz con los ropajes milenarios del lago, los purépechas y los que eligieron este territorio para colmar sus ansias de vida inician las labores agrícolas, silvícolas, piscícolas y artesanales. La bruma, antes ataviada de grises, azulea el paisaje y el alma se transporta a otras dimensiones. La andanza vital se colma de un permanente asombro de sonrisas.

Para los habitantes de la zona lacustre el lago está lleno de significados: es su aliento, su entusiasmo, su alegría, su jolgorio, su danza, su enmascaramiento y su tristeza al ver cómo va desecándose al paso de los años...

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