Encuentros con México/ En la ciudad sagrada

AutorRicardo Díazmuñoz y Maryell Ortíz de Zárate

"Avanzar con lentitud no es demorar el viaje, es disfrutar sus detalles para sorprendernos más"

Jesús Ramón Gómez Casas

San Pedro Cholula (continúa)

La pequeña aldea, origen del centro ceremonial, creció con rapidez gracias a su privilegiada ubicación en un territorio generoso para la agricultura y paso obligado de las rutas comerciales y las peregrinaciones procedentes de distintas regiones. En poco tiempo llegó a convertirse en un importante centro comercial y en el santuario primordial de los habitantes del centro de México; en consecuencia, en ámbito propicio para la circulación de ideas e innovaciones culturales.

La Gran Pirámide de Cholula, consagrada a Quetzalcóatl, estuvo dedicada en sus inicios a Chiconahui Quiáhuitl, un dios de la lluvia. La pirámide es la de mayor magnitud del México antiguo (según el arqueólogo Marquina, mide 350 metros por lado y 65 metros de altura), mucho más alta y de área más amplia que la pirámide del Sol en Teotihuacan y dos veces mayor que la pirámide de Keops en Egipto. En sus siete estructuras superpuestas se aprecian detalles de los estilos olmecas y teotihuacanos.

Las obras pasaron por cuatro etapas constructivas que no cesaron un solo día a lo largo de casi diez siglos, de 200 a.C. a 800 d.C., año en que Carlomagno fue coronado emperador de Occidente por el Papa León III.

Cholula alcanzó su máximo apogeo hacia el año 500 d.C. y fue el segundo centro religioso más importante del Altiplano Central después de Teotihuacan. Hacia el año 600 d.C. empezó a declinar. La llegada de los toltecas propició el resurgimiento de la Ciudad Sagrada, en especial al introducir la supremacía de Quetzalcóatl como dios tutelar de la urbe. A partir de entonces, la ciudad se transformó nuevamente en un relevante centro religioso y comercial. En esa época, la cerámica cholulteca estaba considerada entre las más hermosas y mejor manufacturadas de Mesoamérica, siendo la predilecta de los señores de Tenochtitlan.

Según la tradición, Ce Acatl Topiltzin Quetzalcoatl, el sacerdote-caudillo, habitó en el lugar predicando su doctrina: amar, ser compasivo, dialogar con los dioses y con el propio corazón.

La cuarta y última fase, la que ahora vemos ornamentada de vegetación y derrumbada en algunos sitios, es soporte del templo de Nuestra Señora de los Remedios, significativa meta de peregrinación en la actualidad. Cuando Hernán Cortés llegó al centro ceremonial, la construcción ya estaba oculta. El conquistador ordenó la matanza de...

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