Encuentro musical entre dos mundos

AutorErika P. Bucio

¿Cuál era la música que se escuchaba en los tiempos del Emperador Moctezuma y Hernán Cortés?

A partir de esa pregunta, Antonio Barberena (México, 1962), acordeonista de concierto, emprendió una búsqueda en archivos digitales de las composiciones y canciones que pudieron estar presentes en la meseta de Anáhuac hace 500 años, convencido de que los años de la Conquista también congregaron arte y fueron más que batallas.

Y comparte un atisbo en su nuevo álbum: Tehuantin, Música en tiempos de Moctezuma y Cortés (Tempus).

En principio, la música renacentista, por supuesto, está presente, por el lado español. Sonidos que, si bien pudieran no ser acordes a su instrumento, parecieran haberse prendado al acordeón, señala el intérprete en entrevista.

Al fin y al cabo, su instrumento tiene entre sus antecesores al órgano de regalías, un órgano transportable que "gozó de elevada estima en las cortes europeas desde finales del siglo 15 hasta el siglo 17", como apunta Manuel Mejía Armijo, músico e investigador, en el cuadernillo del disco.

Aunque con características mecánicas similares para producir el sonido, el especialista también explica que el acordeón posee la ventaja de que una sola persona puede impulsar el aire y controlar las teclas.

En cambio, el órgano de regalías requería de otra persona para impulsar el fuelle además del organista.

El acordeón de Barberena, en esta grabación, según destaca Mejía Armijo, remite a la alta capella, "uno de los ensambles más representativos de los espacios musicales españoles" del Renacimiento, que reunía instrumentos de aliento: chirimías, sacabuches, bombardas, dulzainas y trompetas.

"La alta capella hacía una música acordada; es decir, que era capaz de ejecutar música polifónica, bien medida y afinada", escribe el experto, director musical del grupo Segrel, enfocado en la interpretación de composiciones antiguas.

Dichos ensambles eran integrados por los ministriles, o conjunto de músicos.

La música del disco requeriría de cuatro o cinco instrumentos, pero con el arreglo de Barberena, el acordeón, polifónico, es suficiente para las distintas voces.

Según apuesta el intérprete, aunque el público nunca lo haya escuchado, el repertorio incluido en Tehuantin resultará familiar.

Y es que, por otra parte, ya en el plano de los sonidos originarios de la región, en el disco está también la semilla de las músicas tradicionales mexicanas.

"Al escuchar algunas piezas, está ahí el elemento primitivo de los fandangos...

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