Con empuje para innovar

AutorJorge Velazco y Minerva Flores

Les fluye el éxito

Jorge Velazco

En un viaje por Europa, Mauricio Hernández encontró una botella de agua que más tarde sería el punto de partida para emprender su propio negocio.

La botella, alargada y de color azul, le llamó tanto la atención, que decidió traerla a México.

Una vez en Guadalajara, este envase era rellenado constantemente para enfriar el agua que bebería a la hora de la comida. Al igual que él, no pasó mucho tiempo para que a sus amigos y familiares les llamara la atención.

Fue así como hace tres años se le ocurrió la idea de crear una marca de agua embotellada, para lo que comenzó a desarrollar el producto, armar el plan de negocios y las estrategias de venta.

Este emprendedor dejó su cargo como directivo en una compañía de logística para iniciar la empresa a la que denominó Bebidas Globales.

Con una inversión inicial de 150 mil pesos y, más tarde, con el apoyo de un primo -al que invitó como socio- inició la producción de sus primeras botellas.

Así, a finales de 2007, lanzó al mercado la marca Acqua Biennale. El distintivo del producto desde entonces fue el color azul y el material de la botella: vidrio, con lo que incursionó en el nicho de las bebidas premium.

Como en todo, el principio fue complicado, pues batalló para encontrar el proveedor indicado de la botella, la tapa y el diseño tanto en México como en el extranjero.

Inicialmente se producían 17 cajas mensuales -con 24 botellas- y actualmente esta cifra llega a las 500 cajas, que se comercializan principalmente en hoteles, restaurantes y tiendas de autoservicio en Guadalajara, Cancún, Los Cabos, Puerto Vallarta y, próximamente, en el Distrito Federal.

Un negocio amigable

Minerva Flores

Su gusto por la naturaleza y el deseo de mejorar el medio ambiente los han llevado a ser uno de los pocos comercializadores en el País de productos desechables biodegradables.

Como resultado de un viaje a Nueva York en 2007, que Manuel Medina realizó con la intención de ver nuevos productos, conoció las bolsas biodegradables, y en una visita posterior a Sudamérica entabló charlas que lo motivaron a proyectar un negocio de productos amables.

"Los estuve buscando (a la compañía de bolsas biodegradables) por teléfono, fui a sus oficinas, no eran las que tenían en su página (de internet), total que no los encontré", relató Medina, emprendedor con 27 años.

Pero sus esfuerzos no cesaron, armó el proyecto, realizó los trámites ante el Gobierno y se asoció con su amigo César Organista, con...

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