Empresa Internacional / El cristal con que se mira

AutorGuillermo Mendoza Tarré

Las declaraciones gubernamentales triunfalistas acerca del desempeño y las perspectivas de la economía mexicana son francamente un elemento innecesario que afecta la dañada credibilidad del Gobierno.

Las condiciones de la economía, por las razones que sean, siguen en un deterioro consistente y a estas alturas soñar y declarar acerca de la viabilidad de llegar a crecimientos económicos espectaculares en el corto plazo no le hacen bien a nadie. Es una distorsión de la distorsión que causan tantos factores internos y externos, y que al final nos tienen a la ciudadanía en general en condiciones de espectadores preocupados e impotentes, al ver que las cosas van cayendo sin red de salvamento a la vista.

La óptica del industrial que paga nóminas semanales y da empleo es diferente a la del funcionario gubernamental que se afana por hacernos ver que las cosas tienen solidez en los grandes números macroeconómicos de la nación y que eso es un elemento de sanidad económica indispensable.

Pero, ¿cómo se le puede explicar que las cosas van bien a un pequeño empresario exportador que después de desarrollar diseños exitosos en su producto, establecer un sistema de distribución internacional, operar un sistema logístico y de pagos, cumplir con normas internacionales de calidad, entrenar personal y cumplir con todas las de la ley, al cual de repente el cliente le llama para decirle que tiene que reducir sus precios 80 por ciento para competir con los chinos que ya le copiaron su producto? ¿De qué sirve que le expliquen que las reservas monetarias están en su punto mas alto? ¿De que le sirve si él tiene que indemnizar a 130 personas y su patrimonio está por esfumarse? ¿De qué les sirve a los obreros que ya no tendrán empleo saber que la inflación está en su nivel mas bajo en décadas? No les sirve de nada.

Lamentablemente comento un caso que no es hipotético. Es un caso real que por razones de discreción básica no comentaré en detalle. Pero cuando estos casos llegan con todo su dramatismo a los oídos de los funcionarios, la verdad es que poco pueden decir y a veces dicen cosas que no deberían decir porque suenan huecas, imprácticas e impracticables para los apremios inminentes de miles de empresarios y obreros.

Las fórmulas que sugieren de hacer piezas de museo o productos de gran lujo y marca en lugar de bienes utilitarios, sólo son buenas intenciones, porque la pequeña y mediana empresa mexicana -que son las víctimas de los errores y omisiones de nuestro...

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