Emerge manantial de época azteca

AutorJulieta Riveroll

El hallazgo de siete entierros humanos en la parte exterior de un manantial circular prehispánico descubierto en la calle Plazuela de Los Reyes, en Coyoacán, puede estar asociado a los rituales aztecas de petición de agua, indica el arqueólogo Juan Cervantes.

Encargado de las excavaciones realizadas por la Dirección de Salvamento Arqueológico del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Cervantes basa su hipótesis en el hecho de que Fray Bernardino de Sahagún y el dominico Diego Durán relatan en sus crónicas que el sacrificio de niños formaba parte de dichos ritos.

"El agua está profundamente asociada a la religiosidad de las comunidades originarias de Coyoacán, que poseían un sistema chinampero similar al de Xochimilco, con base en técnicas de disecación e inundación", indica el etnohistoriador Enrique Rivas.

Aunque dice desconocer si la construcción del complejo hidráulico es anterior a la fundación de Tenochtitlán (1325 d.C.), ya aparecen referencias al cuzcayatl o Tlilatl (aguas negras en náhuatl), en códices como el Vaticano A-3732, el Aubin y el Ramírez, así como en las obras de Durán y Juan de Torquemada.

"Lo que resulta evidente es que algunas fechas importantes del calendario actual de los barrios coyoacanenses concuerdan con el ciclo agrícola, en donde se otorga mayor importancia a la temporada de lluvias", agrega Rivas.

La biblioteca ubicada en el terreno fue demolida tras aprobar la Delegación Coyoacán la construcción de un museo de sitio. "El inmueble nunca tuvo un óptimo funcionamiento porque al construirse encima del manantial, la excesiva humedad dañó el acervo y el mobiliario".

Al tener conocimiento del proyecto impulsado por el Comité Vecinal de Los Reyes, el INAH supuso que podían encontrarse vestigios arqueológicos con base en fuentes que indicaban la existencia de un manantial prehispánico en el lugar, señala Cervantes.

Las excavaciones iniciaron en noviembre del 2002, pero en la parte interior del manantial sólo se encontraron cinco piezas de cerámica. A una profundidad de tres metros con cuarenta centímetros, desde el nivel de la banqueta, se hallaron en la parte exterior del manantial los restos humanos de cuatro adultos jóvenes y tres niños, quienes posiblemente fueron sacrificados, aunque habrá que esperar el dictamen de un antropólogo físico.

Uno de los entierros estaba acompañado de una pequeña ofrenda que consistía en dos vasijas de cerámica, malacates para hilar y un desfibrador de basalto...

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