Embrujo de amor

AutorYazmín Gallegos

Rezos a todos los santos, velas, amuletos y hasta se piensa en algún "trabajito" porque él tiene que volver por las buenas... o por las malas.

Hay fe y obstinación para todo, para voltear al santo, para hacer conjuros en días de luna y repetir el nombre del amado; pero para recuperar el amor propio nada.

La psicóloga Lourdes Plata explica que ante una amenaza de pérdida muchas personas recurren a este tipo de estrategias guiadas por su pensamiento mágico y por algunas fisuras emocionales.

A nivel psicológico, el pensamiento mágico se adquiere a partir de los 3 años de edad.

"Cuando el niño frente a una realidad que no comprende bien, que no puede controlar, dice cosas como: 'deseo que te apachurre un camión', para tratar de conseguir lo que él desea", explica.

Esto es algo que las personas conservan, y a lo cual recurren después de haberlo intentado casi todo para recuperar, en este caso, el amor.

Plata explica que las personas, al recurrir a la magia, ponen mucha de la energía que genera la mente hasta hacerla llegar, en ocasiones, a la materia.

Y antes de pensar que "no la hicieron" en una relación, pre.eren verlo de una manera mágica y recurrir a otras estrategias.

Y es energía, el poder de la mente o sugestión lo que hace que algunas cosas sucedan.

"Si tú sales de aquí pensando: 'me va a dar gripa, me va a dar gripa', seguro te da, pero también si piensas: 'ojalá le dé gripa a mi compañera de trabajo para que se vaya', seguro te da a ti".

Es como un mecanismo que se regresa, porque toda la energía es negativa, comenta la especialista.

"Entonces sean cuarzos, velas, santos, esencias, lo que sea, no hay en realidad una intención amorosa, sino una intención de posesividad, por lo que no es una energía positiva".

Dependiente

La mayoría de las personas que se valen de estas "armas" tienen una personalidad dependiente, pues dejan su bienestar emocional en manos de otro.

Pero esta cuestión no es tan simple, asegura, aferrarse a algo es signo de una carencia afectiva que se remonta a la época de la infancia.

Es probable que cuando se aferran de este modo a alguien en particular, continúa, éste represente aquello que no representó una .gura importante, probablemente materna o paterna.

"De ahí que encuentran la .gura que representa la satisfacción de sus necesidades de afecto".

La especialista argumenta que como no son capaces de alimentarse a sí mismas de amor, depositan todas sus fantasías y expectativas no realistas en la .gura del otro.

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