Mucho elogio, poca lectura

AutorJuan Carlos Sagredo

El escritor estadounidense Mark Twain señaló en su tiempo que "un clásico es un libro que la gente elogia, pero no lee".

La descripción hecha por el orador y humorista fallecido hace más de un siglo aún reviste vigencia en México y buena parte del mundo.

El canon, término correcto para referirse al conjunto de obras imprescindibles, continúa sin equilibrar la balanza entre quienes realmente leen las grandes obras de la Literatura Universal y quienes dicen hacerlo.

Pero ¿acaso son realmente imprescindibles?

La escritora y periodista Elena Poniatowska lo tiene claro: Los clásicos son el basamento de una adecuada formación intelectual, lo que ocurre es que las grandes obras están directamente relacionadas con las obligaciones escolares y no con el disfrute inmenso que proporciona su lectura.

Galardonada con el Premio Cervantes 2013, Poniatowska recuerda haber leído durante su infancia decenas de libros clásicos editados en versión infantil, hecho que la llevó unos años más tarde a reencontrarse con ellos.

El empobrecimiento en el bagaje cultural de un individuo que jamás ha leído un clásico es tal, considera la activista, que sólo puede calificarse como una enorme pérdida.

Poeta y ensayista, el doctor Juan Domingo Argüelles coincide con Poniatowska en que una educación que prescinde de los clásicos de la literatura arroja como resultado una cultura coja, débil e incompleta.

El sistema educativo mexicano no está formando lectores, dice, porque no existe un sentido de acompañamiento que muestre a lo jóvenes que la literatura clásica tiene un sentido grato y de entretenimiento.

Los clásicos, define Argüelles, son aquellos libros que han perdurado a lo largo del tiempo y que han significado para la cultura una aportación fundamental.

Estos textos no se inscriben solamente en el terreno de la literatura: El Capital, de Karl Marx, La Interpretación de los Sueños, de Sigmund Freud, o El Origen de las Especies, de Charles Darwin, son también grandes clásicos, explica.

DE ADELANTE HACIA ATRÁS

A partir de 1995 el plan de estudios de la Universidad de Guadalajara (UdeG) registró un cambio sustancial: la literatura dejó de ser impartida de los clásicos hasta los contemporáneos y comenzó a enseñarse a la inversa, es decir, los jóvenes analizan primero la obra de Juan Rulfo para luego pasar a la de Cervantes y Sófocles.

Este nuevo enfoque, asegura René Michel Padilla, profesor de literatura y lengua española, fue adoptado por razones lingüísticas, pues los...

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