Carlos Elizondo Mayer-Serra / Para destruir Pemex

AutorCarlos Elizondo Mayer-Serra

Para destruir a Pemex, la ruta más sencilla es obligarlo a tener tres refinerías como la planeada en Hidalgo, prohibir a privados transportar y distribuir gas natural y LP, darle el monopolio de los lubricantes, y obligarlo a desarrollar plataformas marinas con un mínimo de contenido nacional del 75 por ciento. Ojo, la obligación vendría junto con el dinero para hacerlo.

Un sistema vertical e ineficiente como el de Pemex estallaría con estas nuevas responsabilidades. La congestión en lo alto de la pirámide, la cual incluye al Presidente Calderón como decisor último de muchos detalles, paralizaría a la empresa. Incluso basta la congestión en esa pirámide sobrerregulada y sobreextendida que es Pemex, aún más luego de la reforma de 2008, para paralizarla si tuviera nuevas responsabilidades.

Por el contrario, si deseáramos fortalecerla bastaría quitarle algunas responsabilidades, como el monopolio de venta de gasolina y diesel o separar o vender las partes que pueden funcionar por sí mismas y no son estratégicas, como Pemex Petroquímica.

Nuestros legisladores suelen ser omisos del costo de administración de sus decisiones. Un nuevo programa para compensar a víctimas del secuestro se oye muy bien, pero el costo de administrarlo va más allá del dinero involucrado. Hay que distraer la atención de otras tareas, como el combate mismo al secuestro. Se han agregado muchas funciones y programas en los gobiernos federal y estatales en los últimos años, pero el resultado no ha sido un gobierno mejor.

El exceso de funciones entorpece, pero toda burocracia se defiende cuando le quitan responsabilidades. Los expertos en educación suelen estar de acuerdo en que la UNAM funcionaría mejor sin tener bachilleratos propios. Así podría concentrarse en la educación superior, amén de poner a competir a todos los egresados del bachillerato para ingresar a sus licenciaturas. Pero nadie en la UNAM se atrevería a proponerlo. Una ecuación fundamental rige el mundo de la burocracia: más presupuesto es más poder; más poder es más presupuesto.

En un estudio que elaboramos Ana Laura Magaloni y yo sobre el gasto en la CNDH y en la Suprema Corte de Justicia, encontramos que estos organismos son más caros que sus contrapartes en otros países, una razón es que tienen mucho más personal. El presidente de la Corte aclaró que hacen más cosas que otros...

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