Elevado

AutorRoberto Remes*

Hay tres cosas que le quitan mucha velocidad al transporte público: el congestionamiento, los abordajes y los semáforos. Lo primero se resuelve con un carril exclusivo; lo segundo, con estaciones en las que primero se pague y después se aborde. Sin embargo, la semaforización sólo se puede resolver cuando el transporte opera en desnivel. Esa es la ventaja del Trolebús Elevado de Iztapalapa o Línea 10 del Servicio de Transportes Eléctricos.

Desde que se planteó la obra a desnivel, la consideré un absurdo: un alto costo para beneficios limitados. La Calzada Ermita Iztapalapa es suficientemente ancha para encontrar una solución integral y sin viaducto. Se tenía un cálculo: mil 300 millones de pesos, de Santa Martha a Mixcoac, para un corredor con autobuses eléctricos. En cambio, el Trolebús Elevado costó 3 mil 169 millones sólo de obra entre Constitución de 1917 y sin llegar a Santa Martha, más los trolebuses mismos. El triple de costo por la tercera parte del recorrido.

Cambio de página. Hoy la Ciudad de México ya cuenta con un Trolebús Elevado de 7.6 kilómetros, que en unos meses quedarán conectados a otro corredor similar de Santa Martha a Chalco. Es otro abordaje de cómo solucionar el transporte público, más desde una perspectiva política por su visibilidad, pero útil; tras haberlo visitado, mi crítica se mantiene, pero con nuevas reflexiones.

Lo primero que me llamó la atención al llegar a la terminal de Constitución de 1917 fue el impacto del Trolebús Elevado en la arquitectura: en ese espacio se construye, desde 2015, una gran obra de los arquitectos Laura Sánchez Penichet y Carlos Rodríguez Bernal: el Museo Interactivo de Iztapalapa. Quizá no haya otra edificación de esas dimensiones y características en la demarcación más poblada del País. El viaducto del Trolebús Elevado interfiere por completo con la visual del museo. Una pifia absoluta que no se cometería en una zona más próspera de la ciudad, en la que habría decenas o cientos de arquitectos evitándolo.

El abordaje fue muy rápido y sencillo, desde el puente de conexión con el Metro. No tuve que esperar ni un minuto para subirme. Los nuevos trolebuses cuentan con baterías y mucha flexibilidad para la operación con o sin conexión a la catenaria. En ambos extremos de la línea los vehículos salen desconectados, hacen alto total, y de manera automática sus antenas se despliegan y conectan a los cables. Hay otros puntos del recorrido donde vuelven a hacer alto total, como cuando el Metro...

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