Quadri: la Parodia Electoral

Quadri: la parodia electoral

Gerardo Albarrán de Alba*

Las luces sobre el escenario del Auditorio Nacional enmarcan a una leyenda pop. Al hacerlo, desnudan el vacío de un partido y de su candidatura presidencial. La música se abre paso y rescata la atención del público luego de una hora de soporífera simulación política que ni siquiera pretende guardar las apariencias.

"Bueno, no los quiero aburrir más, están ansiosos de oír a Gloria Trevi", dice Gabriel Quadri, y le arranca a casi 8 mil personas el único aplauso sincero de la noche antes del concierto que convocó a la mayoría, el martes 29 de mayo.

Antes, Luis Castro, el presidente de Nueva Alianza, usa el atril no para dirigir un discurso político ante la cúpula, candidatos y militancia de su partido, sino para conducir la premiación de los cuatro actores que durante los últimos dos meses han protagonizado la parodia de una campaña presidencial en spots de televisión. El más alto y apuesto de ellos, el que arranca suspiros de cientos y cientos de adolescentes, es el que personifica a Quadri, aunque no puede ocultar su resignación: "De todos los candidatos, es el que menos feo se siente representar", confiesa desde el escenario.

La secretaria general y candidata a una senaduría por Chiapas, Mónica Arriola, la hija de Elba Esther Gordillo, presidenta vitalicia del SNTE y patrona del partido, canta victoria y reclama "más política y menos retórica, corrupción y propaganda". La secundan Rosario Guerra, la candidata al gobierno de la Ciudad de México, que avista la construcción de "un partido de a de veras" a fuerza de giras en chinampas, burros y bicicletas por todo el DF, y el propio Gabriel Quadri, el candidato a la Presidencia de la República, que condensa la oferta programática de Nueva Alianza como "la única versión moderna del siglo veintiuno del liberalismo mexicano". (N. de la R. Este párrafo no es un sesudo resumen de sendas piezas oratorias por el que deba celebrarse al cronista, es todo lo que dijeron en los 25 minutos que duró su intervención.)

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Me piden una crónica imposible. No se puede reseñar la campaña por él mismo, porque Quadri no es Quadri, es Elba Esther Gordillo, es el SNTE, es el canje de favores por canonjías, es la coerción como eje de la negociación, es el cálculo como ideología.

El candidato lo sabe, aunque pocas veces lo acepta en público: una vez deshecha la coalición electoral entre el PRI y Nueva Alianza, Quadri entró como relleno, un mero trámite burocrático para que el partido de Elba Esther pudiera participar por su cuenta: "Nueva Alianza no me necesita a mí para conservar el registro", se sincera ante el acoso de futuros reporteros en la Escuela de Periodismo "Carlos Septién García". Luego lo repitió ante estudiantes de la Universidad Latinoamericana. Hay que darle crédito, eso es absolutamente cierto. Quadri no es una necesidad, es un pretexto que se traduce en 115 millones de pesos en financiamiento para gastos de campaña. Y tal vez porque lo sabe, ese es el tema que más le irrita, desde que fue cuestionado en la Universidad Iberoamericana por el derroche de recursos que representa una candidatura que no disputa el poder político institucional, pero sirve al poder fáctico detrás del magisterio.

Él lo presenta como...

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