Elecciones en Chiapas: El efecto 2 de julio

AutorGuillermo Trejo

Los ciudadanos chiapanecos asisten hoy a las urnas ante la posibilidad real de elegir por primera vez en más de siete décadas a un gobernador postulado por un partido distinto al PRI.

Cuatro son las piezas claves para entender el momento político que vive hoy Chiapas: 1) el largo proceso de organización y movilización social en el estado, el cual hace evidente la crisis del sistema de control político con el que se ha gobernado a Chiapas por más de medio siglo; 2) la "insurrección electoral" y la crisis de la hegemonía priista, producto del levantamiento zapatista de 1994; 3) la división de la élite priista tras la salida de Pablo Salazar de las filas del tricolor; y 4) el triunfo de la oposición en la elección presidencial.

Movilización social y violencia gubernamental

Una de las piezas fundamentales para entender la larga crisis del sistema de control político que ha funcionado en Chiapas desde el cardenismo -y la posibilidad misma de la alternancia- es la densa red de organizaciones sociales que operan en el estado, al menos desde los años setenta.

Chiapas es uno de los estados con los mayores niveles de organización social de todo el país. Los niveles de asociacionismo en Chiapas son sólo equiparables a los altos niveles de organización social de zonas urbanas como el Distrito Federal. El surgimiento de poderosas organizaciones indígenas, campesinas, magisteriales y de productores agrícolas data de las profundas transformaciones que el estado ha vivido desde mediados del siglo pasado.

El principal motor de la organización social en Chiapas ha sido el proceso de competencia religiosa entre las iglesias católica y evangélicas que se inicia a partir de los años cuarenta y cincuenta y que adquiere su punto más alto en los años setenta y ochenta Cuando la Iglesia presbiteriana hace sus primeras incursiones en las zonas indígenas del estado, su estrategia de conversión fue doble: por un lado, tradujeron la Biblia a las lenguas autóctonas y, por el otro, echaron a andar clínicas de salud, grupos de alfabetización y lectura de Biblia y cooperativas campesinas. Ante el espectacular éxito inicial de las iglesias evangélicas, la Iglesia Católica -en particular la diócesis de San Cristóbal- reaccionó en defensa de sus fieles con una estrategia similar, aunque más radical, a la seguida por la competencia. Uno de los resultados involuntarios socialmente más relevantes de este proceso de competencia religiosa fue el nacimiento de numerosas redes de organizaciones comunitarias de donde eventualmente surgirían las bases de apoyo y los liderazgos del poderoso movimiento indocampesino y del EZLN. Resultado también involuntario de este proceso de competencia entre credos fue el surgimiento de la teología india y la revalorización de la identidad étnica, particularmente en la diócesis de San Cristóbal.

La participación del Estado, un tanto tardía, en tierras chiapanecas, también es esencial para entender el surgimiento de la organización social de la entidad. Para llevar a cabo las políticas agrarias, educativas e indigenistas, el gobierno federal incentivó la formación de organizaciones corporativas de control social. Del seno de estas organizaciones surgirían, como era la intención de las élites...

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