“El silencio de autoridades nos obligó a denunciar en las redes”

Marcos Muedano

MÉXICO, D.F., mayo 19 (EL UNIVERSAL).- Han pasado más de tres años desde que David habló por última vez con su familia. Fue breve, les dijo que se encontraba bien. Dos semanas antes de llamar a su casa salió a primera hora junto con su amigo Miguel para ir a las playas de Ixtapa Zihuatanejo, en el estado de Guerrero. No era para menos, Miguel cumplía 20 años.

Una reservación en un hotel por tres noches los esperaba a su llegada al puerto, sería un fin de semana especial para los amigos que se conocían desde hace siete años. Al iniciar el viaje, poco después de las 6:00 de la mañana, ambos decidieron turnarse al volante para evitar el cansancio. En su trayecto, los mensajes que enviaban a sus amigos a través del celular indicaban que todo iba bien, como lo esperaban.

Sin embargo, a menos de una hora de llegar a Zihuatanejo, en los límites de Guerrero y Michoacán, su viaje se interrumpió. Un mensaje que recibió uno de sus amigos alertó a la familia de David. Por más cuatro horas, sus padres, hermanos y amigos trataron de comunicarse con él, pero no hubo respuesta. El teléfono sonaba, pero no contestaban.

Fue hasta las 4:00 de la tarde cuando una de sus hermanas llamó. Al responder, David lloraba, pedía que lo ayudaran. En la breve llamada, una tercera persona se hizo presente.

“Se fueron en auto, David salió en diciembre de 2012 de la casa, cerca de las 6:00 o 6:30 de la mañana. De ahí pasó por Miguel. Miguel iba de copiloto, él mandaba mensajes constantemente con otros amigos de cómo iban y en qué punto iban. Pasando el mediodía, uno de los amigos recibe un mensaje en el que le dice: ‘Miguel: márcale a la mamá de David, porque se lo están subiendo’. Su amigo le preguntó: ‘¿A dónde?’, y Miguel le respondió: ‘Háblales’. Ese fue el último mensaje que alcanzó a poner. A partir de ahí se pierde contacto. A las 4:00 de la tarde le contestan a mi hermana, y le dice —David— llorando: ‘Ayúdenme, tenemos un problema’, en ese momento el secuestrador le quita el teléfono y le dice a mi hermana: ‘Comunícame con el papá, esto es un secuestro’”, narra Dolores, hermana de David.

Después de tener una conversación con el captor, ambas familias decidieron acudir a la Policía Federal para solicitar ayuda. Al recibirlos, en las instalaciones que se ubican en Jardines del Pedregal, las autoridades de la dependencia presumieron su eficacia en resolver estos casos.

Se presentan como un equipo muy eficiente, nos dicen que tenían 98% de los casos...

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