Los ejércitos del PRI: La batalla decisiva

AutorFernando del Collado

Apenas saldrán a la luz pública, aunque funcionan desde hace meses. Son dos armadas completas, que conjugan talento, experiencia y conocimiento del terreno. Son producto de agrupamientos -antes impensables- de enemigos que ahora son aliados. Este fin de semana, los ejércitos de Beatriz Paredes y Roberto Madrazo ya estaban listos para el combate.

En el PRI ocurre otra vez una lucha de personalidades, de estilos, pero sobre todo, de equipos, de maquinarias, de aparatos. Pero por muchos motivos, la contienda entre Beatriz Paredes y Roberto Madrazo parece ser la batalla definitiva. Quizá la más importante de toda su historia reciente. Sus efectos hacen que otros mitos de guerra como los enfrentamientos entre Colosio y Camacho, entre Ortiz Arana y Chuayffet, se desvanezcan.

Desde que estaba al frente de la gubernatura de Tabasco, en 1999, Roberto Madrazo estructuró una red de apoyos basada en un esquema de "coordinadores estatales". Sus primeros delegados fueron los 19 diputados locales que entonces el PRI tenía en el Congreso estatal y cuyo coordinador era precisamente Manuel Andrade Díaz.

Con "aportaciones" de los 17 alcaldes tabasqueños y los delegados de las dependencias federales en Tabasco, los operadores madracistas se movieron por todo el país. Calculan que en la elección primaria de noviembre de ese año, en la que se definió al candidato del PRI a la Presidencia de la República, consiguieron 3 millones de votos.

Quizá esa sea su mejor habilidad: la de conseguir votos+ a cualquier costo. El mismo Madrazo tiene una larga historia en ese terreno, forjada en los tiempos de la "ingeniería electoral" priista, cuando él fue delegado del CEN en Michoacán y Luis Donaldo Colosio presidente del CEN del PRI.

Pero Francisco Labastida arrasó a Roberto Madrazo el 7 de noviembre de 1999. Luego, el ex secretario de Gobernación perdería ante Vicente Fox.

Una buena parte de los líderes priistas que apoyaron a Labastida está ahora en el Congreso federal. Ellos fueron los que llevaron a Beatriz Paredes Rangel a la coordinación del grupo parlamentario y la alentaron a que corriera el riesgo de competir con el tabasqueño. El miedo a Madrazo estaba latente.

La ex gobernadora tlaxcalteca amarró el apoyo de un bloque de gobernadores, entre los que están Miguel Alemán, Arturo Montiel y Manuel Angel Núñez Soto. Conocedora como pocos del engranaje priista, sabe que al dominar la estructura priista tiene muchos votos asegurados.

Los meses de suma y resta terminaron. Paredes consiguió el apoyo de 10 gobernadores, 23 senadores, 130 diputados federales y 14 dirigentes estatales, mientras que Madrazo aglutina a siete gobernadores, 29 senadores, 75 diputados federales y 12 presidentes de Comités Estatales.

Desde su registro como precandidatos ante la Comisión para el Desarrollo del Proceso Interno, los contrastes serán inevitables. Atrás del ruido de las matracas y de los grandes contingentes están varias líneas de operadores políticos de uno y otro lado. Y es que los dos ejércitos se configuraron antes de que venciera el plazo de registro para las planillas contendientes.

Con el cierre de este periodo llegó el colofón de una semana que obligó a cerrar filas entre los gobernadores priistas que buscaron una candidatura única, capaz de evitar fracturas en el PRI, pero cuyo empeño acabó en una infructuosa encerrona.

Siete días de indecisión, confusión y sondeo. Del cabildeo de Beatriz Paredes hasta la solicitud de licencia como presidenta de la Cámara de Diputados. Del coqueteo de Roberto Madrazo por persuadir la declinación de su contrincante a echar por tierra una tercera opción, una "candidatura de unidad". Hoy, el arranque de la campaña por la dirigencia nacional priista que habrá de poner a prueba los renovados mecanismos de elección y su anunciada democratización.

Este proceso de elección interna, como quedó establecido en la convocatoria emitida el 20 de diciembre pasado, "representa una dicotomía".

Los redactores del documento se referían al reto logístico y político que implica organizar este evento y a "una inigualable oportunidad para avanzar en la renovación fortaleciendo la unidad de todos los priistas".

Pero desde mañana, los operadores de Roberto Madrazo y Beatriz Paredes iniciarán formalmente un proselitismo poco usual en el tricolor, luego del definitivo adiós a la línea presidencial. En la geografía nacional, los dos ejércitos proselitistas lidiarán batallas donde todo el aparato tricolor se jugará, quizás, su propio destino.

Paredistas contra madracistas. Dos aparatos que lucharán por el control del partido "nacional, popular, democrático, progresista e incluyente, comprometido con las causas de la sociedad; los superiores intereses de la Nación y los principios de la Revolución Mexicana", según las definiciones de la XVIII Asamblea Nacional.

En resumen, usando el lenguaje priista, ocurrirá "un evento trascendental para la vida misma del Partido y su posición en el porvenir".

Luego del enfrentamiento entre estos dos ejércitos, ¿la renovación priista seguirá su marcha?

Los generales

Cerrada la puerta de un acuerdo que permitiera una candidatura de unidad, los gobernadores irán alineándose con su preferido. La balanza está del lado de Paredes.

PAREDISTAS

Enrique Martínez y Martínez, Coahuila

Fernando Moreno Peña, Colima

Patricio Martínez García, Chihuahua

Angel Sergio Guerrero Mier, Durango

Arturo Montiel Rojas, Estado de México

Manuel Angel Núñez Soto, Hidalgo

Melquiades Morales Flores, Puebla

Fernando Silva Nieto, San Luis Potosí

Tomás Yarrington, Tamaulipas

Miguel Alemán Velasco, Veracruz

MADRACISTAS

José Antonio González Curi, Campeche

René Juárez Cisneros, Guerrero

José Murat Casab, Oaxaca

Joaquín Hendricks Díaz, Quintana Roo

Juan S. Millán Lizárraga, Sinaloa

Armando López Nogales, Sonora

Manuel Andrade Díaz, Tabasco

EL BATALLON DE MADRAZO

Los frutos de la operación política

El 3 de julio del 2000 comenzó a construirse la candidatura del ex gobernador de Tabasco. Han sido 18 meses de ganar aliados, tejer amarres... y concitar enemigos.

Sin línea presidencial y con el aparato priista "en libertad", Roberto Madrazo tiene asegurada la victoria, suelta Salvador Sánchez Vázquez, coordinador de eventos de campaña del tabasqueño.

No hay vuelta atrás: "Hace un año y medio que Roberto viene anunciando su intención de dirigir al PRI. Quienes buscaron la negociación fue el equipo de Beatriz. Nosotros no lo necesitamos, eso ya era un asunto cantado", apostilla con un dejo de seguridad, desde el quinto piso del Edificio Omega, centro de operaciones del equipo madracista.

Las cuentas, insiste, les son favorables. Y como muestra, recurre a las encuestas periodísticas más recientes que "registran el 40 por ciento de simpatía". O va más atrás, hasta el 7 de noviembre de 1999, cuando se desarrollaron las elecciones internas para elegir candidato presidencial: "En aquel entonces nuestras encuestas nos daban el triunfo en por lo menos 196 de los 300 distritos electorales. En sí misma era una ventaja frente a Labastida. Se había asegurado el sureste, pero también teníamos simpatías en el centro y norte del país... que hubo fraude es otra cuestión...

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