El efecto Duarte

El escándalo de corrupción del gobernador Javier Duarte fue determinante en las elecciones de Veracruz en 2016. La exhibición de sus excesos, y un aparente abandono por parte del PRI y el gobierno federal, impulsaron la alternancia en una entidad que el tricolor había gobernado ininterrumpidamente desde la segunda mitad del siglo XX.

A pesar de la irrupción de Cuitláhuac García como candidato de Morena -un rostro nuevo que refrescó las campañas-, el beneficiario del voto del hartazgo social fue Miguel Ángel Yunes, un político priista formado en el antiguo régimen, que en 2005 renunció a su partido original y en 2008 se afilió al PAN.

Las elecciones de 2016 llevaron a Yunes a la gubernatura y a Duarte a una cárcel de Guatemala, donde espera la extradición para ser juzgado en México; pero también modificaron el mapa electoral de Veracruz, la tercera entidad con más votantes de todo el país.

Con el triunfo de Yunes (postulado por la alianza PAN-PRD), concluyó una racha de victorias priistas en elecciones locales, logradas con la movilización de estructuras aceitadas con recursos públicos. Un método perfeccionado por el ex gobernador Fiel Herrera (2004-2011), que permitió al PRI controlar el Congreso local durante cuatro legislaturas, gobernar durante varios trienios la mayoría de las alcaldías y abonar un millón 203 mil votos a Enrique Peña Nieto en la elección presidencial de 2012.

Fidel Herrera pintó de rojo Veracruz, y usó su poder local para heredar la gubernatura su ex secretario de Finanzas Javier Duarte en 2010, y para evitar que prosperaran las denuncias en su contra por desvío de recursos y enriquecimiento ilícito.

Duarte adoptó el mismo estilo y, en las elecciones municipales de 2013, logró que el PRI ganara 93 de los 212 ayuntamientos, con un millón 242 mil votos.

Con una votación similar, el PRI (en coalición con el Partido Verde y Nueva Alianza) ganó las elecciones de diputados locales y se llevó 26 de 30 distritos.

Después, en las elecciones de 2015, el PRI ganó 15 de los 21 distritos federales, con 723 mil votos (casi 200 mil más que el PAN).

Pese a la violencia e inseguridad desatadas en la entidad, el asesinato de periodistas, el aumento de la pobreza y el crecimiento de la deuda estatal, el PRI se mantenía como primera fuerza.

Pero la suerte dejó de sonreírle a Javier Duarte a finales de ese año, cuando desde el mismo PRI comenzaron a surgir reclamos por sus excesos.

Duarte perdió el control de la sucesión estatal, y tuvo que...

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