Una educación multicultural

AutorPaulina Martínez

En el laboratorio de cómputo, Lorena Gadea prepara su tesina. Sólo falta un par de meses para que la joven rarámuri termine la carrera técnica en puericultura.

Con 19 años, la joven dejó su comunidad en la Sierra Tarahumara de Chihuahua para prepararse en una escuela donde la diversidad cultural es un vehículo para aprender.

La joven estudia en el Centro Rural de Educación Superior (CRES), en Estipac, del Municipio de Villa Corona, donde tiene de compañeros a jóvenes indígenas de ocho etnias y a mestizos.

"Conoces a gente con diferente forma de pensar y costumbres, pero aprendes mucho", comenta la originaria de Guacochi, Chihuahua.

Ella forma parte del grupo de 300 estudiantes de la institución que nació hace 25 años con el objetivo de de brindar a los jóvenes del campo, una oportunidad de estudiar para que logren salir adelante por ellos mismos.

Desde Puebla, hace 33 años, la religiosa María de los Dolores Morales Pérez, directora del centro, llegó en una misión de ayuda a Estipac, donde encontró pobreza y desigualdad, por lo que fundó una la escuela en 1983.

"Tenemos que poner (a los indígenas) en igualdad de oportunidades. Es educarlos para vivir en la verdad, porque les dicen 'tú pobre, no puedes', es mentira, eres tan valioso tú como el Presidente, aunque seas muy pobre", cuenta la hermana Dolores.

"Ellos cuando salen de aquí, saben que tienen un camino, que sí se puede. Salen convencidos de que pueden y que la van a hacer. Son jóvenes...

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